Nuestro derecho a vivir

Hay un problema de ignorancia. ¡Ah! Ustedes no pueden tener ni la más remota idea de lo que sucede en el País Vasco. Nada es tan humano como la impaciencia. El saber esperar dicen que es solo de los elegidos. Y ¿qué es impacientarse? Es justo lo contrario a lo que no hacen los violentos: perder los dominios de su voluntad, quedarse sometidos a las exigencias de lo que siendo nuestro queda fuera de nosotros, anticiparse a lo que aún está por llegar. Esto pretende hacer ELKARRI, con su segunda conferencia de Paz.

Es verdad que en ella tienen cabida todas las ideas y pensamientos. Entonces, ¿por qué nos tiembla la voz por el miedo y se nos acusa con el dedo, cuando reivindicamos nuestro derecho a vivir? Porque la duda de algunos lenguajes que utilizan nuestros políticos deshonran con su palabra la inteligencia de la paz. Ya que se la sigue utilizando hoy con los mismos lenguajes que se la utilizaba ayer. Sólo hay una realidad, y es que aparecen los violentos, pero sólo sufre una parte de la sociedad.

Yo tenía dieciocho años cuando se aprobó un proyecto sobre la Amnistía en el País Vasco. Tras varios años de movilizaciones. Todos tenían un solo pensamiento: que no quedarían en las cárceles ni un solo preso. Semanas después, salían de la prisión los últimos presos vascos.En mil novecientos ochenta y dos asesinaban a mi padre. Hoy sigo reivindicando el derecho a vivir de mi padre y de otras víctimas que fueron asesinadas por E.T.A.

La única duda que me queda es saber si los violentos están dispuestos a cambiar sus métodos con la conferencia de PAZ.