Un innato talento para la comedia

Como en alguna de aquellas espléndidas películas de cazadoras de hombres, como Palm Beach story, que aquí llamaron Un marido rico y en la que el gran Preston Sturges metía a la no menos grande Claudette Colbert en grandes enredos amatorios en el balneario entonces -y ahora- de moda, Palm Beach, lo que se ventila en Las seductoras es más o menos lo mismo que tanto atraía a Sturges: cómo hacer creíbles las andanzas de mujeres situadas al otro lado de la moral convencional... pero llenas de encanto y recursos.

Narrada con mano segura por el productor y máximo guionista de la célebre serie Los Simpson, David Mirkin, con aromas añejos pero de la mejor cosecha, Las seductoras es un eficaz, muy calibrado y a la postre delicioso vehículo para el lucimiento de un elenco superlativo, al frente del cual Sigourney Weaver confirma su innato talento para la comedia; Love Hewitt demuestra que es algo más que carnaza para psicópatas, como lo fue en Sé lo que hicisteis el último verano, mientras Ray Liotta y los adorables Gene Hackman y Anne Bancroft arropan con oficio el impecable trabajo actoral de las dos mujeres protagonistas.

Corazón de oro

Es probable que a algún adolescente despistado la película, que muestra paso a paso el peculiar modo de actuar de dos vividoras aparentemente sin escrúpulos, pero en el fondo de corazón de oro, y que lo hace sin efectismos, le parezca casi pleistocénica.

Y no es para menos: de lo que aquí se trata es de llamar la atención, con las cartas boca arriba, de hacer reír trabajando delicadamente cada situación cómica, desde el guión, bordando una construcción de personajes tan bien hecha como efectiva.

O, dicho de otro modo, que estamos ante una comedia clásica, como debe ser, ante una segura recomendación para amantes del más elegante, imperecedero de los géneros.-