_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Y el ganador es...

Este americano es un tipo de lo más curioso. El otro día, en caliente, dijo que había jugado al póquer mentiroso. ¡A nosotros nos va a engañar a estas alturas! A lo que jugaba era a ser actor de Hollywood y, por cierto, haciendo buenos méritos; dejando abierta más de una puerta, y si no, al tiempo. Y para más inri, no conformándose con uno, cambiando de registro en un par de ocasiones.

Primera escena: un helicóptero sobrevuela las montañas; allá abajo, en la ladera, un grupo de ciclistas asciende a gran velocidad un temido puerto alpino conocido como La Madeleine. Entre ellos, nuestro hombre, caracterizado como Robert de Niro. La cámara lo busca, lo encuentra, y lo enfoca, pero... algo extraño está sucediendo, no está en su lugar, nunca antes le habíamos visto en tan retrasada posición y sufriendo con el trabajo de un equipo rival, nunca en el lugar inapropiado en el momento inadecuado, nos recuerda a ese político corrupto que aparece ya en la primera escena en una violenta reunión con la mafia.

Segunda escena: la cámara se acerca aún más, se enamora de su cara angulosa, y comienzan los primeros planos de nuestro hombre, caracterizado ahora como el sin par Jim Carrey. Comienza el recital de gestos y muecas. Podemos ver su cara de dolor, cómo abre la boca con desesperación en un inequívoco gesto de sufrimiento, y, como colofón, deleita a sus incondicionales con una profunda mirada a la cámara, una mirada que parece anteceder su inevitable rendición.

Desenlace: en una carretera que parece conducir al mismísimo infierno, nuestro hombre adopta el papel de ese infame actor que protagonizó la saga de pesadilla en Elm Street. Como él, que atrapaba a sus víctimas en sueños, nuestro hombre, atrapa a su rival en el fugaz sueño que antes él mismo había alimentado. Le mira a los ojos, y sin dejar de mirarlo le asesta una estocada mortal.

Pedro Horrillo es corredor de Mapei.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_