'El turismo es malo porque globaliza y lima diferencias'

Los libros de Verne y Salgari que leía de pequeño le despertaron el espíritu de aventura y el afán por conocer otros mundos. Así explica Pedro Delgado su condición de viajero compulsivo. Profesor de instituto, atleta y a veces guía turístico, todos los años espera sus vacaciones como agua de mayo para perderse por los más recónditos lugares del planeta. Es autor de Al sur del Sáhara, una fresca guía de viaje por el África subsahariana, y prepara otra sobre el alto Atlas marroquí.

P. ¿Qué le queda por conocer?

R. Tanto... El mundo es muy grande, pero espero morirme habiendo conocido todos sus rincones.

P. ¿Es un viajero compulsivo?

R. Totalmente. Lo hago para huir de la rutina, para conocer, para vivir las aventuras que leía de chico. Y huyo de los tours organizados que le quitan encanto a los viajes. No es lo mismo ver las ruinas de Palmira, en Siria, solo que acompañado de un autobús de turistas.

P. ¿Qué es lo bueno y lo malo del turismo?

R. El turismo está destruyendo el encanto de muchos sitios, la forma de vida de muchos pueblos. Hay ritos en África que sólo se hacen por una muerte y ahora se representan de forma habitual para el turista. En este sentido, se desvirtúa la realidad. Además aumentan la mendicidad y los precios. El turismo es malo porque globaliza un poco. La televisión y el turismo van limando diferencias entre países que antes eran claras. En las montañas del Atlas se ve gente que antes iba de chilaba y ahora lleva las camisetas viejas de los europeos que han pasado por allí. El turismo de alguna manera reduce la diversidad cultural, aunque también es cierto que ayuda a mantener algunas cosas porque se hacen para los turistas.

P. ¿Se puede lograr un equilibrio?

R. Lo ideal es que el turismo interfiera lo menos posible, aunque es difícil cuando entran dos docenas de turistas con sus cámaras y algunos encima con prepotencia. Los lugareños obviamente se sienten monos de feria...

P. ¿Por qué es importante viajar?

R. Para mí es la vida. Yo recomiendo a la gente que viaje para que conozca el problema de la inmigración. Para que se entere de que en el Tercer Mundo hay pobreza, guerras, sequías, plagas... Viajar haría a la gente más tolerante, más humilde y se sentirían más ciudadanos del mundo. Cuando yo vuelvo de un viaje y sale agua al abrir el grifo, valoro más lo que tengo porque he visto como mucha gente tiene que ir hasta el pozo.

P. Conociendo tantos países habrá reflexionado mucho sobre los desequilibrios económicos.

R. Dicen que Dios hizo el mundo en seis días y al séptimo descansó. Al séptimo debería haber seguido trabajando porque hay demasiadas desigualdades.