Carta
Querido Verdú: mientras leía tu luminoso certificado de defunción de la novela, me tocaba con la punta de la lengua la muela del juicio, ese otro anacronismo que a mí continúa saliéndome. He intentado quitármela, para estar al día, pero cuando veo el instrumental huyo a cien por hora. ¿Has conseguido tú arrancarte Madame Bovary de una vez por todas? ¿Te pusieron anestesia? ¿Tiene complicaciones posoperatorias? Pero explícame, sobre todo, cómo es posible que haya muerto la novela, que no se metía con nadie, y sigan vigentes Bush y Ana Botella, que son una peste. ¿Por qué los gustos literarios evolucionan tanto y los políticos tan poco?
En realidad, ya todo es arqueología pura, no sólo la novela. Te voy a decir, Vicente, lo único que, en mi opinión, está vivo: los insectos, que son seres de vanguardia desde hace por lo menos 25.000 años. Eran perfectos entonces y lo son ahora. El problema de estos bichos es que no podrían sobrevivir sin la sangre de los mamíferos. Si eliminas a los mamíferos, que son, efectivamente, seres obsoletos, dotados de un hígado absurdo y de un páncreas que no se encuentra en las formas más dinámicas y abiertas de la naturaleza, los insectos desaparecen en dos días. Yo he comparado a veces a los mamíferos con la novela, porque tienen la misma complejidad inútil, y así como a nosotros hay siglos en los que nos sobra la muela del juicio, hay momentos históricos en los que a la novela le sobra el monólogo interior. Pero le quitas el monólogo interior a Ulises y se queda en nada. El problema de tener tantas glándulas es que cuando consigues que funcione una se detiene la de al lado.
Y lo irritante de la vanguardia (el insecto) es que viva de la retaguardia (el mamífero). Tu artículo del otro día, tan punzante, habría resultado imposible sin esa panda de mamíferos idiotas que imaginan historias. Y lo publicaste en un periódico, que es, como te gusta señalar, un artefacto decrépito. Pero en ese artefacto aprendo yo cosas de ti que no tienen precio. Por cierto, has de decirme en dónde te han extirpado La Regenta, cuya lectura no deja de producirme ataques obsoletos de envidia. Da un beso a tu mujer y a los chicos, si sigues atado a esas formas de relación arcaicas.
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