La mayoría de países de la UE rechaza el impuesto europeo propuesto por Bélgica
El proyecto provoca un agrio debate entre los ministros de Finanzas con alusiones a tres guerras
'El último intento similar en Europa costó una guerra de 80 años', rompió el fuego el holandés Gerrit Zalm, quien recordó que se refería al duque de Alba. 'No somos nada entusiastas', añadió por si no quedaba claro. 'Tenemos nuestras reservas; hay que ir con cuidado, no sea que nos encontremos con una revolución a la americana', echó más leña el irlandés Charlie McCreevy. No fueron los únicos en aludir a conflictos armados originados por impuestos. El francés Laurent Fabius también citó la Revolución Francesa y, aunque dijo no tener 'una oposición' a la idea, sí comentó que 'no se puede identificar Europa con un impuesto'. 'De las múltiples manifestaciones que se celebran bajo la ventana de mi despacho, hay pocas a favor de un impuesto europeo', ironizó.
'Las opiniones públicas tampoco exigen en manifestación acabar con el secreto bancario y, sin embargo, se asegura que hay que hacerlo', respiró por la herida el luxemburgués Jean-Claude Juncker, a quien sus colegas le exigen hace años mayor transparencia bancaria. Fue Juncker quien más claramente se definió a favor del impuesto europeo. 'Hay que realizar esfuerzos para seguir avanzando, y por eso estoy a favor de un debate en el que lograremos convencer a todos de que no existe intención de aumentar la presión fiscal'.
Pero Juncker era tan consciente de los derroteros del debate que llegó a dirigirse a Reynders en estos términos: 'Didier siempre ha buscado compromisos imposibles'. Ayer, en efecto, se demostró esa tesis. 'Hay que ser particularmente cautelosos y no podemos lanzar mensajes equivocados a los ciudadanos', advertía el portugués Guilherme Oliveira, que ayer se estrenaba en un Ecofin. 'Estoy en contra de la eurotasa', agregó el sueco Bosse Ringholm. 'No estamos a favor de un impuesto que pague directamente el ciudadano', machacó el danés Michael Dithmer.
El español Rodrigo Rato no se quedó corto: 'Es una idea a la que no le ha llegado el momento'. De paso aprovechó para atacar con ironía al líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, partidario de tal impuesto: 'No parece haber un consenso político sobre la necesidad de plantear un impuesto europeo, independientemente de la contribución del señor Zapatero al debate en su última visita aquí'.
Al margen del entusiasmo de Luxemburgo, sólo Alemania e Italia se mostraron ligeramente receptivas a la iniciativa belga. Hans Eichel, el ministro alemán, es partidario de mantener el debate en el futuro, siempre que el impuesto sustituya a alguna de las fórmulas actuales. El italiano Giulio Tremonti, también nuevo en el Ecofin, calificó de 'idea fascinante' la propuesta, aunque luego matizó que se refería a un ejercicio intelectual.
Retransmitida en directo por circuito cerrado de televisión, la reunión tenía por objeto analizar los objetivos de Bélgica como país que preside este semestre la UE. Reynders, que abrió las intervenciones, ni siquiera se refirió al polémico impuesto, por lo que resultó aún más llamativo semejante aluvión de críticas. Por eso, tras un seco 'gracias por sus comentarios', dijo al final que él no había suscitado la cuestión, pero que sí figura entre las prioridades del semestre. Por eso lanzó el guante: 'No es un debate a corto plazo y volveré a suscitarlo en la próxima reunión de septiembre en Lieja'. Eso sí, ante la prensa señaló que se cuidará de 'evitar otra guerra'.
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