Ivanisevic consigue su mejor sueño
La sonrisa. Aquella sonrisa lo decía todo. Probablemente, ayer también sus ojos se humedecieron mientras abrazaba a su padre, Srjean, en el palco. Ninguno de los dos era capaz de contener su emoción y ambos sabían perfectamente por qué. A sus 29 años, cuando ya prácticamente daba su carrera por finiquitada, Goran Ivanisevic consiguió su mejor sueño: ganar en Wimbledon. Lo logró tras imponerse al australiano Patrick Rafter, de 28 años, en una quinta manga electrizante, que al final le dio un título que salva su carrera, el único Grand Slam que figura en su palmarés y que dedicó al fallecido ex NBA Drazen Petrovic.
La pista central había perdido su habitual homogeneidad cuando ayer, por primera vez en la historia, abrió sus puertas en lunes. En 1988, Edberg y Be-cker acabaron su final en lunes, pero aquella vez no se pusieron entradas a la venta. Ayer, en cambio, las gradas no se llenaron, aunque hubo unos 14.000 aficionados. La catedral perdió su mística, pero la atmósfera que se creó invitaba a un milagro. Y se produjo.
No podía haber mejor escenario para el triunfo de Ivanisevic después de haber perdido tres finales (1992, 1994 y 1998). Ni el momento podía ser más indicado. Cuando hace 15 días se le concedió una invitación, Ivanisevic había amenazado ya varias veces con abandonar el tenis, crucificado por una lesión en su hombro izquierdo (es zurdo) de la que se resiste a operarse. Había que remontarse a noviembre de 1998, en Moscú, para encontrarse con su último título (tiene 22), y bajar hasta el 125º lugar para topar con él en la clasificación mundial. Parecía perdido, sin un motivo por el que luchar, tras salvar a su hermana de una dolorosa enfermedad y reivindicar a su país, Croacia, en la guerra de los Balcanes. 'Cuando llegué a Wimbledon, me dije: ya es hora de que juegues para ti mismo'. Lo hizo. Es el primer invitado que gana un Grand Slam. Conectó 27 saques directos (213 en el torneo, un nuevo récord) y ganó 74 puntos con su saque.
Pareció perder los nervios cuando, con un punto de ruptura de saque en contra en la cuarta manga, le pitaron una falta de pie y le cantaron malo su segundo servicio y acabó cediendo su saque (2-4). Lanzó su raqueta al suelo, pegó una patada a la red, y perdió también su siguiente saque. Pero ahí acabó todo. Después afrontó la quinta manga con una mentalidad positiva. Logró el break (8-7) en su primera ocasión y, aunque cometió tres dobles faltas, consiguió salvar luego su saque y derrotar a Rafter.
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