Toro, Estafeta, y diseño gráfico

La edición de siete mil ejemplares y su venta a 150 pesetas cada uno no es un bagaje excesivo para un cartel premiado en un concurso. Tampoco las 700.000 pesetas con las que está dotado el primer premio. Son modestas recompensas para un trabajo de creación, pero los aspirantes, 361 artistas en la última edición, saben que el verdadero galardón lo constituye el privilegio de anunciar unas fiestas mundialmente reconocidas como los sanfermines.

En palabras del joven diseñador Pablo Errea, de 26 años, 'un buen cartel tiene que ser efectivo, porque igual sólo se ve una vez'. Errea es el autor de la imagen que resume los primeros sanfermines del siglo, un trabajo minimalista, ajustado a los cánones no escritos del toro y la calle, el blanco y el rojo, elegido por un amplio jurado entre trabajos llegados de varios países. Y Errea sabe lo que dice. Porque el ganador del concurso es ya un joven profesional del diseño gráfico que trabaja en uno de los estudios más prestigiosos de Navarra, BeGa Comunicación. Y sabe que la fama puede ser efímera, pero que el premio de San Fermín es un aval destacable y siempre recordable en apenas una mirada. Que su cartel viajará a rincones insospechados de todo el mundo y colgará de las paredes de los domicilios y clubes de miles de canadienses, australianos, neozelandeses, alemanes o estadounidenses que, un año más, disfrutan de la fiesta que Hemingway inmortalizó para el mundo hace casi un siglo. Mirar su cartel en América, Europa, Oceanía o Asia supondrá para miles de personas recordar experiencias personales muy íntimas, y eso no se paga con dinero.

Los periódicos locales recogieron la anécdota de que Pablo no pudo seguir comiendo cuando una llamada telefónica del concejal delegado de Cultura, realizada a su domicilio del barrio pamplonés de Iturrama, le comunicó que había ganado el primer concurso de carteles de San Fermín del presente milenio.

Licenciado hace cinco años en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra, componente durante varios años del grupo musical Ritual de lo Habitual, bajo y guitarra en Greenhouse Efect, Pablo se presentó ante la prensa con pocas palabras. 'El cartel se llama Encierro porque es lo esencial de las fiestas. Ahí está el toro y ahí está la calle, la Estafeta', explica el joven artista, que realizó la obra con la ayuda de bocetos previos y el ordenador.

Los expertos del diseño gráfico alaban su estilizado cartel. 'Dice claramente: menos es más', apunta el diseñador Ricardo Bermejo. 'Es un esfuerzo para salir del clasicismo y la convencionalidad de la fiesta', añade Luis Sardá. 'Tiene la doble virtud de plasmar lo que debe permanecer y lo que debe cambiar en un cartel de San Fermín', apunta Manuel Estrada.

Pablo tiene su propia definición para una imagen que estos días circula alrededor del mundo en muchas páginas web. 'Es el equilibrio entre lo que se cuenta y el cómo se cuenta'.