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Columna
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Prioridades

Radial o longitudinal. La lógica de las prioridades a la hora de trazar sobre el territorio infraestructuras de transporte se mueve en esa disyuntiva. Mucho más cuando afecta a un país largo y estrecho, de extenso litoral, como el valenciano. Declara Federico Félix, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, que 'el único puerto intercontinental de España', el de Valencia, debería estar conectado en ancho de vía internacional con Europa como mínimo al mismo tiempo que el de Barcelona para defender su 'alto valor competitivo'. Félix, que apoyó con idéntico argumento (el de la importancia estratégica del núcleo portuario valenciano) el tren de alta velocidad entre Madrid y Valencia, hace ahora esa afirmación porque la luz verde dada por los gobiernos español y francés al tramo transfronterizo entre Figueres y Perpiñán sitúa al puerto de Barcelona previsiblemente conectado por AVE y en ancho de vía continental con Madrid y con Europa en el 2005, mientras la línea Madrid-Valencia se estaría ejecutando, según lo pactado con Castilla-La Mancha, de forma que el tren no llegue, en ningún caso, a la capital valenciana o a Alicante antes que a Albacete. El problema, que ya está haciendo que el dirigente empresarial se enrede en un ovillo de prioridades con serio peligro de parálisis, radica en el eje mediterráneo, y concretamente en el tramo entre Castellón y Tarragona, donde no hay compromisos ni plazos para la construcción de una vía en ancho europeo y de alta velocidad. La conexión con Cataluña pareció secundaria en la campaña a favor del AVE impulsada por ciertas fuerzas vivas locales y la Generalitat. Pero ahora resulta que no lo es. 'Tenemos que espabilar', comenta Félix. ¿Con qué prioridades? ¿Las radiales? ¿Las logintudinales? ¿La conexión con Madrid? ¿El eje mediterráneo? ¿Europa? Más allá de las obras públicas, tales disyuntivas se plantean cada día en la política de una comunidad autónoma situada en el mapa. Cada día, el gobierno que preside Zaplana hace jugadas o las evita en ese tablero. Podríamos responder diciendo que lo queremos todo (el dirigente de AVE está a punto de hacerlo), pero eso sería como reconocer que, al revés que en la rumba, no sabemos lo que queremos.

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