Una estrella muy cercana
La Caixa edita un libro que recoge el proceso de diseño de su logotipo mironiano, hace ahora 20 años
Es una de las estrellas más conocidas, pero no está en el firmamento, sino en la calle. La gente la ve y no piensa en poesía, sino en el saldo de su cuenta corriente. Es la estrella de La Caixa, la que dibujó Joan Miró en 1980 para que se convirtiera en el nuevo logotipo de la entidad financiera. En su momento fue un diseño revolucionario que contó con numerosos imitadores y cuya efectividad se mantiene hoy en día. Para celebrar sus 20 años, La Caixa ha publicado Biografía de una estrella (Edicions 62 / Ediciones Península), un libro escrito por la periodista Ima Sanchís que recoge el proceso y el contexto que llevaron a la adopción de esta imagen y, de paso, resulta un interesante estudio sobre el procedimiento del diseño gráfico de las entidades corporativas.
'El libro es una reconstrucción arqueológica de algo que está más en la memoria de la gente que en documentos', afirma Sanchís. 'Hoy puede parecer muy normal, pero fue fruto de la genialidad, el trabajo y la casualidad'.
A mediados de la década de 1970, la imagen de La Caixa era un auténtico caos y se llegaron a utilizar hasta cinco logotipos diferentes al mismo tiempo. Josep Vilarasau, entonces director general de La Caixa, se había fijado en el nuevo logotipo de Iberia que había diseñado la agencia estadounidense Landor y, en 1978, decidió pedir su ayuda. Durante dos años, un equipo de esta agencia al frente del cual estaba Claude Alverson, realizó múltiples reuniones con ejecutivos y trabajadores de la entidad para conocer cuál era la imagen que ésta transmitía. Se trataba de que la imagen transmitiera la doble vertiente financiera y social de la entidad y que representara su origen geográfico pero funcionara en el exterior. Hubo muchas propuestas y muchas reuniones y, en una celebrada en Londres en 1979, apareció la 'opción Miró'. Era un artista catalán que residía en Baleares -la entidad originalmente se llamaba Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares-, tenía prestigio internacional y su elección simbolizaba también la apuesta cultural de la entidad, con la que el artista había colaborado en otras ocasiones.
Al principio era sólo una idea que, una vez aceptada por los directivos, se materializó en la búsqueda de los elementos de la obra del artista que pudieran servir para representar la entidad. El director de diseño de Landor, Craig Siegel, empezó a trabajar con una estrella en forma de asterisco, de ocho puntos, en azul, porque este color funcionaba bien en las imágenes corporativas, y con dos puntos de color que se correspondían con los de la bandera catalana.
La marca de la entidad, en minúsculas y entre comillas, era un hallazgo anterior, fruto del habla popular, que se adaptó a la nueva imagen estilizando las letras.
Una vez que se comprobó que el símbolo funcionaba en todas sus aplicaciones, faltaba un paso importante: convencer a Miró. Se supone que, motivado por el carácter catalán y cultural que entonces tenía la entidad, el artista aceptó de inmediato el encargo. La entidad compraba la obra -un tapiz que materializó Josep Royo- y los derechos de imagen de la misma por una cantidad que ayer, en la presentación del libro, nadie supo especificar.
Miró realizó una obra en la que incluyó la estrella que le habían pedido, pero en su versión final ésta no tenía ocho, sino cinco puntas. 'En un primer momento nos gustó más el diseño de Siegel que el de Miró', reconoció ayer Vilarasau. 'Pero los de Landor nos convencieron de que no se podía modificar porque era el dibujo de un genio, y tenían razón'. A los directivos les costó aceptarlo, pero poco a poco la famosa estrella se fue implantando hasta convertirse en un icono cotidiano y en su principal baza publicitaria. Hoy la entidad asegura que no piensa en modificar su imagen aunque, para evitar críticas y contrarrestar el abuso excesivo de los símbolos mironianos realizados por otras empresas, se ha vuelto más rigurosa en las aplicaciones de su estrella.
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