EL MÉDICO TRANQUILO RECIBE SU HOMENAJE

El doctor José Toledo, que acaba de jubilarse como jefe del Servicio de Cirugía Torácica del hospital Doce de Octubre de Madrid y que es uno de los médicos más relevantes en su especialidad en el mundo, sabía que había tenido miles de pacientes agradecidos, pero desconocía que tuviera tantos amigos fieles, canarios (es decir, paisanos suyos) y peninsulares. Cuando los vio juntos en la cena de homenaje que le organizaron sus compañeros de servicio para despedirle se le nublaron los ojos, tomó arrestos y dijo que aquélla era la noche más emocionante y gratificante de una trayectoria profesional que uno de sus colegas (el doctor Gustavo Pérez Espejo) calificó de 'luminosa y deslumbrante'. Aunque fue un homenaje de los profesionales, en él estuvieron algunos de sus más antiguos amigos, como el pintor Cristino de Vera, que estudió con él en Tenerife y que alabó después de tanto tiempo la 'bondad y paciencia' de este médico tranquilo, 'cuya huella de luz y cuya curativa mano' había devuelto la alegría a tantos enfermos. El doctor Pedro Caba lo llamó 'poeta, coplero, chicharrero' antes de destacar que, en la lucha por la sanidad pública, siempre fue fiel a sus convicciones progresistas (el doctor Toledo se llamó a sí mismo 'rojo', lo sigue siendo) y, en el ámbito de la amistad, hace honor a la frase de Voltaire: 'Renuncia a los placeres pero no renuncia a los amigos'. José Luis Martín de Nicolás, jefe de la Sección de Cirugía del Tórax del Doce de Octubre, lo dijo así: 'Ha tratado enfermos, no enfermedades'. Sobrio, pero con la voz profunda y calma que los demás destacaron, superó la emoción de los elogios (sobre todo los de su hija Marta) y explicó que su larga carrera tiene muchas estaciones, y El Médano (su pueblo) le aguarda ahora como 'la estación de llegada'. Ante los más de doscientos personajes de la medicina y de la vida que le escuchaban afirmó: 'Qué cantidad de gente buena, qué calidad de buena gente'.-