_
_
_
_
DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La espera de nunca acabar

Variante dialectal del catalán o lengua propia de poeta atento al lenguaje de las pescateras de mercado, el asunto del idioma que nos habla debe ser reglado para colocar el punto final a un pollo susceptible de justificar pandemias más endémicas

El conflicto

Parece cosa de lógica que si el llamado conflicto lingüístico valenciano -cuya mayor virulencia se ha dado en la capital de nuestra comunidad- fue alentado por la manipulación de intereses políticos, sea desactivado por otra intervención, más o menos reconvertida, de esos mismos intereses. La supuesta neutralidad de la consideración científica resulta aquí irrelevante en origen, ya que la necesidad de crear una Academia Valenciana de la Lengua surge para solventar un conflicto político y más bien ajeno a los atributos de la ciencia. ¿Eso basta para marcar la diferencia respecto de otras academias de lenguas periféricas? Todo consenso en precario exige protagonistas dispuestos a hacerse pasar por traidores, y de la consistencia de esa disposición dependerá el futuro del organismo que ahora se pone en marcha, esto es, su legitimidad de ejercicio. A ver si al fin podemos pasar de una de nuestras adormideras preferidas por prescripción facultativa.

Revoluciones de ayer

Releyendo para dormir la historia de la Revolución Rusa asombra todavía no ya la facilidad sino el temor con que sus dirigentes históricos acogían la posibilidad de verse situados a la derecha en relación con la rapidez con que se sucedían los acontecimientos. Todo el mundo quería huir de esa nefasta responsabilidad, de modo que jugaban un sambori transversal desde la tierra hasta el pelotón de fusilamiento mediante un repertorio exquisito de saltos más o menos mortales. Más allá de la rememoración de nombres legendarios, como los de Bujarin, Zinoviev o Kamenev, sorprende que en las más discretas revoluciones actuales de nuestro entorno se observe idéntica reverencia hacia el líder, una misma obsequiosidad, parecido temor a quedar fuera de juego sin entender del todo las razones de tan atroz desventura.

De vuelta al mar

A mí me parece que lo que asombra del mar desde la orilla al atardecer es su oscura consistencia y la certidumbre de las vidas misteriosas que alberga en el interior de su firme superficie. No ya la banalidad de Paul Valery sobre el movimiento perpetuo, ni tampoco la ceguera de Carlos Barral al nombrarlo, en sus memorias, como ese 'paisaje ninguno', ni siquiera el primer Gimferrer, quien -seguramente llevado de una visión matinal- compara al mar con un jilguero, obviando su densidad sórdida. Tal vez sea Salvador Espriu quien con mayor fortuna ha mencionado el mar en sus poemas, a media tarde, desde una mirada situada como a unos ocho metros por encima del nivel que se toma como referencia de altura. La otra tarde, en la Malvarrosa, soplaba levante y era imposible separar, respecto de las olas, su forma de su movimiento, que es precisamente lo que ocurre con el fuego. La tontería de distinguir entre fondo y forma en lo que tiene que ver con aquello que pueden mirar los ojos, incluida la lectura.

Marías contra Goytisolo

El declive de la literatura actual tal vez no sea ajeno al hecho de que ya no menudean broncas tan felices como las de antaño entre escritores. Ahí es nada, Valle-Inclán bramando que el futuro del teatro empezaba por fusilar a los hermanos Álvarez Quintero, o corriendo a bastonazos a Pérez Galdós cuando se lo veía venir por la acera de la calle de Alcalá. La cosa llega al punto, en nuestra aldea local, de que hasta Vicent Martí se atreve a reprocharle a Enric Sòria su buena educación crítica. Un ejemplo más llamativo es el reciente cruce de cartas en la edición nacional de este periódico entre Javier Marías y Juan Goytisolo, dos auténticos pesos pesados -aunque de prosa más pasada el primero- polemizando sobre longevas madres de leche de la infancia. Es más llamativo porque asombra, entre intelectuales de fuste y con la que está cayendo, lo poquito que se tiene que decir.

Terra Pírrica

El expediente abierto por la Unión Europea sobre la presunta ilegalidad de los avales del Consell a Terra Mítica tiene la desventaja de que contribuye a alejar cada vez más la feliz posibilidad para los valencianos de que nuestro querido presidente autonómico abandone por fin estas tierras para triscar a sus anchas por la más amplia Castilla. Y el demérito para todos nosotros, alegres y combativos de toda la vida, de que una decisión tan seria para nuestros proyectos de futuro dependa de la risueña voluntad de un líder tan firme y carismático y tan europeo como un José María Aznar columpiado por los cuentos infantiles de su muy presente Ana Botella de Thatcher. Y por los que no le cuenta todavía el obsequioso Josep Piqué, ese locuaz reclinatorio de exteriores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_