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Prostitutas menores de edad y de origen africano ocupan La Rambla de Barcelona

Los Mossos tienen problemas para establecer cuántos años tienen porque están indocumentadas

Miquel Noguer

Desde hace un año y medio, el panorama de la prostitución en el centro de la ciudad ha sufrido importantes cambios. Las prostitutas autóctonas que tradicionalmente ejercían en la parte central y baja de La Rambla se han visto desplazadas por unas 50 chicas jóvenes, todas ellas inmigrantes, que se sitúan no sólo en las esquinas y los laterales, sino también en el paseo central de la avenida. Esta ocupación de la calle, junto a los bajos precios que ofrecen las nuevas prostitutas, ha creado más de un conflicto entre las jóvenes inmigradas y las autóctonas.

Pero lo que más preocupa al Ayuntamiento es la posibilidad de que algunas de las nuevas prostitutas sean menores de edad. Los Mossos d'Esquadra han detectado 'algunos casos' entre estas prostitutas. Un portavoz de la policía autonómica explicó ayer que 'es muy difícil saber cuántas de ellas son menores, pero hay algunas que tienen entre 16 y 18 años'. La Dirección de Atención al Menor ha intentado sacarlas de la calle, pero no ha podido internarlas porque 'aseguran tener un domicilio, acreditan ingresos, visten bien y no presentan síntomas de desnutrición', según un portavoz del Departamento de Interior.

Procedentes de Sierra Leona El principal problema a la hora de saber qué edad tienen las menores es que éstas están indocumentadas. La mayor parte de las prostitutas que trabajan en La Rambla aseguran que proceden de Sierra Leona, un país inmerso en un grave conflicto armado que no les reconoce la ciudadanía. Por eso, a pesar de contar con un certificado de expulsión, la policía no puede devolverlas a su país de origen tal como establece la Ley de Extranjería.

Los Mossos d'Esquadra, la Guardia Urbana y el Cuerpo Nacional de Policía trabajan conjuntamente para evaluar el problema que representa el incremento de la prostitución en plena calle. Cuando los agentes sospechan que alguna de las chicas es menor, la llevan al hospital Clínico de Barcelona, donde se le practica una prueba radiológica en la muñeca para comprobar su edad real. Esta es la única forma de conocer si son mayores de edad, puesto que, según la policía, 'mienten constantemente y se cambian el nombre cada vez que se las identifica'. Sin embargo, las administraciones recuerdan que la prostitución no es un delito y que sólo puede perseguirse el proxenetismo.

Pero si la situación legal de las chicas es preocupante, el Ayuntamiento de Barcelona todavía teme más por su estado de salud. Las prostitutas autóctonas acusan a las inmigrantes de trabajar realizando prácticas de riesgo al no utilizar preservativos. El hecho de trabajar en plena calle, dentro de vehículos y sólo a veces en pensiones agrava su situación higiénica. Pero ello no parece preocupar mucho a sus clientes, mayoritariamente jóvenes que se alejan del perfil de hombre que antes frecuentaba La Rambla en busca de sexo barato. Los clientes de las subsaharianas tienen entre 20 y 30 años, van en pequeños grupos y en muchas ocasiones son turistas.

La Guardia Urbana y la policía controlan de cerca la nueva prostitución de La Rambla. Su objetivo es que las chicas no ocupen más espacio del que ya tienen. La Guardia Urbana ha incrementado sus dotaciones en las zonas de Canaletes y Colón para evitar que las chicas rebasen el actual perímetro.

Pero la medida no convence a los vecinos ni a los comerciantes, que ven como un tramo de menos de 300 metros puede llegar a concentrar a más de 50 prostitutas. Los responsables de algunos bares ya han hecho llegar su descontento al municipio, ya que los clientes de las terrazas se quejan del acoso de ciertas prostitutas. También la Associació d'Amics de les Rambles ha expresado su malestar por la situación.

Pese al aumento de la prostitución en La Rambla y la Ciutadella, los cuerpos de seguridad no han sido capaces de detectar la existencia de redes que trafiquen con las chicas. Un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía recuerda que 'la prostitución de calle suele estar alejada de las grandes redes de tráfico de mujeres'. Sin embargo, este portavoz cree que sí pueden darse 'casos aislados de proxenetismo'.

Para combatir este fenómeno, el senador Jordi Xuclà, del Grupo Parlamentario Catalán (CiU) en el Senado, ha preguntado esta semana al Gobierno qué medidas piensa tomar para combatir las redes de tráfico de mujeres inmigrantes para la prostitución. El ministro del Interior, Mariano Rajoy, admitió que la policía ha detectado un incremento del número de redes mafiosas que utilizan a mujeres inmigrantes para este negocio. Según los datos del ministro, el año pasado se desarticularon 84 redes de prostitución de inmigrantes, mientras que en los cinco primeros meses de este ejercicio ya se han desmantelado 65.

Jordi Xuclà sostiene que el Gobierno debería castigar más duramente a los proxenetas, 'los elementos más perversos de este sistema'. En opinión de Xuclà, el Gobierno prefiere 'cerrar los ojos' ante unas redes de prostitución de inmigrantes que 'esclavizan a las personas y las privan de sus derechos elementales'.

Regulación aparte, la prostitución de menores en Barcelona es un problema antiguo, aunque la policía creía haberla erradicado por completo de las calles. En los clubes y otros locales, en cambio, todavía se dan casos. En 1995, por ejemplo, el Grupo de Menores del Cuerpo Nacional de Policía detectó en Barcelona unos 20 locales de alterne con presencia de chicas de menos de 18 años. Aquel año, 221 adultos fueron detenidos por delitos, en su mayoría relacionados con la corrupción o agresiones sexuales, en los que las víctimas eran menores.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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