Eugenio Royo, sindicalista y ex consejero de Madrid
El 16 de junio, en su domicilio de Madrid, falleció Eugenio Royo Errazquin, a los 70 años de edad. Desde 1987 hasta su muerte fue sucesivamente: consejero de Economía y Empleo en uno de los gobiernos socialistas de la Comunidad de Madrid; director general de Hidráulica Santillana (Canal de Isabel II), y, en los últimos cinco años, ya jubilado, colaborador voluntario de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Para entender esta personalidad relevante en los últimos 50 largos años, es preciso asomarse al año 1947, en Rentería (Guipúzcoa), cuando inicia con algunos amigos un equipo de militantes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC). Tenía 17 años. Diez años después sería nombrado primer presidente nacional de la JOC, con sede en Madrid. Al abandonar esta responsabilidad, en 1960, crea con un grupo de dirigentes obreros la que sería primera organización sindical clandestina de la posguerra española, la Unión Sindical Obrera (USO), de la que será secretario general hasta 1973.
Entre los años 73 y 76 trabaja en la creación de una alternativa política en el espacio socialista, desde las propuestas para la reconstrucción socialista hasta la Federación de Partidos Socialistas, integrada mayoritariamente en el PSOE en los primeros meses de 1977. Royo se ocupará los años siguientes con preferencia en la acción cultural y sociocultural.
Tras su paso por la Consejería de Economía de Madrid y la Dirección General de Hidráulica Santillana, ha aportado a los refugiados e inmigrantes su capacidad de análisis y de organización. El Libro blanco de la inserción laboral de refugiados e inmigrantes (CEAR, Madrid, octubre de 2000), presentado en febrero de 2001, es una excelente muestra de sus pasiones vitales y su pedagogía social.
Eugenio Royo ha sido testigo privilegiado de una generación de cristianos de la clase obrera, a los que la Iglesia no reconoció su condición. Como dirigente sindical y político, no se resignó a la mediocridad ni aceptó la hipótesis de detenerse en el camino de la transformación social. Incómodo para amigos y adversarios, gozó siempre del respeto y el cariño de los que tuvieron la suerte de compartir sus afanes, aunque sus análisis y propuestas no fueran coincidentes. Para su mujer, sus hijos y el resto de su familia será difícil compensar su ausencia.
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