El veraneo de Aznar en Menorca divide a los propietarios de la finca
La presidenta de la fundación votó en contra
En las actas de la entidad consta un acuerdo, impulsado en vida por el propio benefactor Fernando Rubió Tudurí (1900-1993), en el que se dejaba establecida una reserva o garantía de uso en época de vacaciones para sus descendientes. 'Se trata de una definición ambigua, no estrictamente un derecho de usufructo, en la que no se señala mes concreto', indicó ayer Josep Miquel Vidal, uno de los patronos de la fundación, quién matizó: 'No queremos alterar la relación con la familia ni hacer un mal papel al presidente Aznar'.
El director de la entidad, Hipólito Mercadal, señaló que la familia Rubió abonaba los gastos de veraneo, reconociendo así que la propietaria de Mongrofe era la fundación. 'Hay que evitar un pleito de abogados', indicaron ayer fuentes de la fundación.
La cesión de la mansión de Mongrofe al presidente del Gobierno fue adoptada por una mayoría cualificada entre los ocho miembros del patronato de la entidad, intelectuales y empresarios locales de procedencia muy plural. La presidenta representante familiar, que tiene voto de calidad para casos de empate, expresó sus reticencias y quiso que quedara constancia de su disentimiento, de que no apoyaba la operación.
No erosionar las relaciones
Según el relato de dos patronos, la familia Rubió entiende que la ocupación por los Aznar de Mongrofe podría erosionar la excelente relación que se mantiene con los nietos de Rubió, que habitualmente frecuentaban la casa en agosto. Los afectados han expresado su disgusto por su posible marginación.
Altos cargos de la Presidencia del Gobierno visitaron la aislada gran finca menorquina semanas atrás, con una cámara fotográfica en ristre. Días después dieron desde Madrid la conformidad y reclamaron discreción a la fundación. El posible precio pactado por el mes de alquiler gira alrededor de los dos millones de pesetas. La fundación tiene un presupuesto anual de 70 millones, dedicados a mecenazgo cultural y artístico.
Mongrofe tiene más de 300 hectáreas, cuenta con una playa de acceso casi exclusivo y dos lagunas naturales en los alredores de la casa, ubicada en un montículo. No tiene piscina. Existe una capilla propia decorada por Pere Pruna y grandes salas interiores, con varios grandes comedores. La decoración es mixta rural-señorial, con aires neocoloniales y estrambóticos: Rubió, un gran cazador en África, dejó colocado al pie de su cama el cuerpo entero de un león disecado en posición agresiva. En una pared existe una testuz de un rinoceronte y multitud de cornamentas.
En época de caza la finca es frecuentada por cazadores de perdiz italianos que se alojan en alquiler. Cinco empleados, entre ellos dos camareros, forman la plantilla de Mongrofe, que acoge actos de la fundación. Como finca ganadera es explotada para el engorde de 75 terneros de raza limusina, habiendo abandonado la habitual fabricación de queso menorquín con cabañas lecheras.
La intimidad y la seguridad de los ocupantes de Mongrofe está asegurada, la residencia se halla a 18 kilómetros de Mahón, a ocho de la zona turística más cercana y a cuatro kilómetros de su primer vecino rural. El control de sus accesos por tierra y mar es muy fácil para las fuerzas de orden.
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