Woods se enfrenta al más difícil todavía
El número uno del mundo está a nueve golpes de la cabeza tras el segundo recorrido
Tiger Woods ya no levita flotando sobre un manto de césped. Dos recorridos sobre la hierba de Southern Hills (Tulsa, Oklahoma) han bastado para lastrar la ingrávida figura del mejor jugador del mundo y enseñarle el peso de encontrarse con cinco golpes sobre el par del campo; a nueve del líder; con la espada del corte acariciandole la nuca. Debido a la lluvia del jueves, la segunda ronda comenzó con retraso y no pudo completarse ayer, por lo que el corte no se conocerá hasta hoy (aunque debería andar por el +6, a 10 golpes de los líderes provisonales, el surafricano Retief Goosen, y los norteamericanos Mark Brooks y John L.Lewis.
Woods apenas tuvo descanso entre la primera jornada y el comienzo de la segunda (menos de 50 minutos). El californiano reanudó ayer los últimos nueve hoyos de su primer partido, aplazados a causa de la lluvia. Y después, ya con el rostro descompuesto y el putter como arma para desahogar la rabia (varias veces lo utilizó para golpear el suelo), se lanzó a firmar una segunda vuelta decepcionante. tres bogeys y dos birdies: un golpe más sobre el par a añadir a los cuatro que acumulaba del día de debú.
Mientras, un surafricano gemelo de Ernie Els, pero con mucha menos fortuna en su andadura profesional, se afianzaba en el primer puesto. Goosen es el único jugador del pelotón de los chicos listos que van en cabeza que juega el circuito europeo. Desde la Segunda Guerra Mundial se pueden contar con los dedos de las manos los jugadores no nacidos en Estados Unidos que se han llevado el torneo. Precisamente Els, que se encuentra en la misma situación que Woods (+5), ha sido el único ganador no estadounidense de los últimos diez años (1994 y 1997). Dos jugadores grises, con un juego funcionarial pero seguro, comparten con Goosen el privilegio de liderar la prueba. Los estadounidenses Lewis y Brooks, que vivieron ayer una agradable tarde siendo compañeros de partido, cerraron estas dos primeras mangas firmando una suma de 136 golpes. Brooks, autor de un espléndido -6, la tarjeta del día, ya conoce el éxito. Ganó el Campeonato de la PGA en 1996. Entonces su irrupción en lo más alto de la prueba fue tan sorprendente como lo está siendo en esta ocasión. La manera de entender el golf de esta pareja cuadra a la perfección a las exigencias tradicionales del Open de Estados Unidos: jugar recto sin apartarse del amparo de las calles y apostar por la victoria en el green. Nada de genialidades ni extravangancias.
El que no resulta nada sorprendente a la hora de cantar los nombres que figuran en cabeza es el de David Duval, compañero de promoción de Woods que, sin embargo y a pesar de ser uno de los mejores jugadores del circuito americano, no ha ganado nunca un grande. Duval marcha a dos golpes de la cabeza, liderando un pelotón fuerte en el que intentaba asentarse Sergio García, tras su par del primer día. Olazábal y Jiménez, por su parte, intentaban al cierre de esta edición dar con un par de birdies mágicos que les permitieran salvar el corte después de sus tristes +7 del jueves.
Woods, después de ganar consecutivamente los últimos cuatro grandes, parece desorientado por primera vez en mucho tiempo. Desorientado, pero no perdido. La desventaja del estadounidense con los líderes y sobre todo con Duval, podría suponer que estamos ante el primer renuncio en mucho tiempo del Tigre en uno de los cuatro grandes. Pero ¿alguien se atreve a no apostar por él?
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