_
_
_
_
Crítica:LA MAESTRANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Caldo del puchero

Antonio Lorca

El problema es que, ahora, los toros muertos viajan directamente a la incineradora, y así no hay manera de averiguar quién tenía razón en la polémica que se estableció en el tendido: sangre o caldo del puchero. Ésa es la gran cuestión. Los más conservadores mantenían que la corrida de Gabriel Rojas era sosa, descastada y sin fuerza, pero corrida, al fin, por cuyas venas corría la sangre brava más o menos decadente. El resto ponía la mano en el fuego a que el líquido que bombeaba el corazón de aquellos animales era puro caldo del puchero, con su hierbabuena y todo. Pero, como a los toros los mandan ahora a la incineradora, no se puede saber, siquiera, si el solomillo tenía el gusto del tocino de jamón.

Lo cierto y verdad es que los toros de Rojas eran bueyes de carreta, sin casta, sin bravura, sin nada que llevarse a la boca. Y así es imposible el toreo, y no digamos la emoción. En resumidas cuentas, la corrida fue un desastre aderezado por la incompetencia presidencial y unos toreros con el ánimo cogido con alfileres. El presidente no devolvió el primer toro, que era un inválido, y, sin embargo, mandó el segundo a los corrales, que sólo era descastado. De acuerdo con tal premisa, debería haber devuelto toda la corrida.

En el redondel había tres jóvenes toreros con el futuro complicado y la necesidad de abrirse camino a codazos. De cualquier modo, hay que esperar algo más que voluntad de estos aspirantes a figuras.

El único que pareció entenderlo así fue Vilches en el quinto de la tarde, un tullido como los demás, al que le plantó cara con gran firmeza en unos muletazos vibrantes que acabaron con el toro en el suelo exhausto por el esfuerzo. Sólo estuvo valiente en su primero, otro buey, que pudo con su ánimo.

Triste, aunque voluntarioso, siempre se mostró el francés Castella, y Fernández Pineda, repuesto del percance de la Feria de Abril, estuvo anodino ante el último, el único que embistió con franquía a la muleta.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_