Blow
Asumiendo que Blow debe mucho a Goodfellas, no debe extrañar que su director, Ted Demme, haya pretendido imitar las extraordinarias selecciones musicales de Martin Scorsese. Ocurre que el director neoyorquino ya se ha hecho dueño y señor de muchas de las grandes canciones significativas; Demme sigue su pista respecto a artistas clásicos, pero optando por temas un poco excéntricos. Así, tenemos piezas poco obvias de los Rolling Stones, Cream, Lynyrd Skynkyrd o KC and the Sunshine Band, sin olvidar -aquí, Demme se pone decididamente perverso- la única canción no instrumental de Bob Dylan, en la que no suena su voz, All the tired horses, para orquesta y coro femenino. Dado que Blow cubre desde finales de los sesenta hasta los ochenta, el disco resultante es tan variado como caprichoso. Ni rastro del score de Graeme Revell, aunque sí se incluye una canción reciente de Nikka Costa, actual objetivo promocional de Virgin Records. Tampoco se pierdan la broma visual en la superficie del propio CD.-