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FERIA DE SAN ISIDRO

'Si no viene la corrida elegida, no hay nada que hacer', dice Liria

'La mejor corrida de la feria. Ni un toro devuelto, un aire fresquito y a las nueve, en casa'. A la afición empieza a pesarle la feria. Se nota en la cara de ternura con que se abrazan a los peldaños de las escaleras. La mayoría se conforma con que la cena no esté fría del todo cuando lleguen al calor del hogar. Gran parte de las conversaciones han dejado de ocuparse del juego de los toros, las virtudes de los toreros o la siempre socorrida parentela del presidente. A estas alturas, todo se pierde en vericuetos extraños: 'Con lo que se gana de fontanero, y todos quieren ser toreros'. La feria es larga.

'Si no viene la corrida elegida por el ganadero, ¿qué puedes esperar? No hay nada que hacer', empieza Pepín Liria. El reconocimiento previo, el que se efectúa con los toros que quiere el dueño del hierro, sólo dejó dos toros útiles. El resto, remiendos. Y aún así, faltó uno, que hubo que fichar en otra dehesa. 'Muchos de los toros saltaron a la plaza porque habían nacido', secunda a su compañero Padilla. Higares, que se llevó lo peor (dos volteretas y el astado de Ángel Sánchez, que nada tenía que ver con los del Conde de la Corte), tampoco pierde comba: 'Te da rabia. Tu obligación es entregarte, pero no han dado ni una opción'. El diestro se siente mal y con un fuerte dolor de espalda. 'Ahora, en frío, se nota más'.

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No hay manera

El único toro que dejó que le dirigieran dos palabras fue para Pepín: 'Había que llevarlo toreado, con mucha ligazón y temple, y que no se enganchara la muleta. El problema es que el público desde el principio estaba en contra. Es difícil tirar para adelante, cuando los tendidos van en dirección contraria'. El de Murcia, además, se llevó un pitonazo en la mano al entrar a matar. 'Encima de lo mala que ha sido, eso'.

Y así, la corrida a paso firme y veloz, y los tendidos pensando en la cena. El 'adiós' o el 'hasta mañana' habituales dejaron su puesto al mucho más sincero: 'Ya queda menos'. Quedan tres.

El Juli se recupera

'Está mucho mejor. Pero ha pasado una noche fatal. Le dolía tanto la cabeza como la espalda', Julián López, padre de Julián López Escobar, está feliz. Feliz y a las 10 de la noche cenando. Las lágrimas fueron cosa del martes. 'Sí, sí que lo pasamos mal', dice lacónico, y continúa con los dolores del hijo: 'La herida parece que va mucho mejor. El médico nos ha dicho que habrá que esperar. Lo mejor es que pase esta segunda noche [por ayer] bien y que no tenga fiebre. Por lo demás, a lo mejor, depende de como cicatrice la herida, necesita un injerto en la pierna'.

El tercer toro de la tarde le dejó a El Juli un canal de 20 centímetros que literalmente le segó el muslo izquierdo en dos. 'La herida', continúa el padre, 'es limpia, pero el destrozo del músculo es tan grande que veremos'. Y en el 'veremos' se le ve tranquilo. 'Lo de ayer [habla de la cornada] fue una pesadilla. Ya pasó'.

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