La cuerda tuvo la culpa

La reconstrucción de los hechos había sido ordenada por la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Vic, Gladys López. También asistieron la fiscal del juzgado, los abogados de las partes y las cinco personas imputadas por imprudencia en el caso: los cuatro monitores que acompañaban a los niños y el propietario de la casa de colonias en la que se hospedaban.

En la simulación de los hechos participaron también ocho especialistas de montaña de los Mossos d'Esquadra, quienes ataron una cuerda idéntica a la empleada por los monitores a los mismos lugares que lo hicieron éstos cuando ocurrió el accidente. Después de preparar el terreno, la juez dirigió personalmente la ubicación de cada uno de los monitores en la posición que ocupaban cuando se produjo el accidente, fuera y dentro de la riera.

La participación de los niños fue descartada desde el primer momento por la juez, y para suplir su presencia en la reconstrucción de los hechos se habían transportado unos pesos de unos 30 kilos aproximadamente, lo que pesaban los menores.

Al final la juez decidió que dos mossos con un peso de 60 kilos cada uno -mucho menos de los 180 kilos que pesaban los seis niños-, reprodujeran los movimientos de los menores. Al llegar a la balsa de las Heures, la juez ordenó a uno de los policías que dejase de nadar. Entonces, la cuerda que sujetaba al agente a ras de agua se dobló y el agente se hundió. La flexión de la cuerda acabó hundiendo también al otro policía que iba detrás. Un abogado defensor intentó justificar el hundimiento alegando que la cuerda se había enganchado, pero al repetir la escena, la cuerda volvió a ceder y los mossos se hundieron de nuevo.

La juez ordenó entonces a los policías que braceasen e instó al profesor de gimnasia que estaba junto a ellos a que rescatase a uno, pero no lo logró. Al agarrarse a la cuerda, el monitor todavía hundió más el cuerpo del policía. Seguidamente la juez instó al monitor que se encontraba en las rocas a que se tirase al agua a rescatar al mosso que se hundía, como ocurrió también el día de los hechos. Ese monitor tampoco logró el rescate. Los siete metros de profundidad de la balsa, la oscuridad del agua y el peso de los dos cuerpos enganchados a la cuerda se lo impidieron el día de los hechos y ayer volvió a ocurrir lo mismo. Ante los gritos de alerta de los monitores, sus compañeros desataron la cuerda. Los cuatro niños que iban detrás, que no atravesaban una zona tan profunda, pudieron salvarse hace 10 días. El mosso que ayer les emulaba, también.

La juez instructora del caso estudia desde ayer la imputación del colegio Badalonès como responsable civil subsidiario del siniestro en el que murieron Cristian Rodríguez, de 10 años, y Alba Muñoz, de 9. Fuentes de la investigación explicaron que, tras finalizar la reconstrucción del siniestro, quedó bastante claro que los monitores de la escuela actuaron de manera imprudente al colocar la cuerda para atravesar la riera de Merlès. Según las mismas fuentes, parece cuando menos un atrevimiento que niños de nueve y diez años realizasen esa actividad y, sobre todo, que lo hicieran utilizando una cuerda en vez de un chaleco salvavidas.

Después de las tres horas que duró la reconstrucción, a la que se cerró a cal y canto el acceso a los periodistas, la juez ya tiene una idea clara de cómo ocurrieron los hechos y de la responsabilidad que tuvieron los monitores. Las mismas fuentes judiciales explicaron que la juez mantendrá la imputación de las cinco personas a las que tomó declaración al día siguiente del siniestro, a quienes incluso podría citar a declarar de nuevo la próxima semana para aclarar algunos puntos que resultan contradictorios entre la declaración que ofrecieron en el juzgado y la simulación de los hechos realizada ayer.

Aún están pendientes de llegar al juzgado los informes periciales de los Mossos d'Esquadra acerca de las características de la cuerda, pero la reconstrucción realizada ayer sobre el terreno resultará definitiva en la tramitación del proceso para imputar a los monitores.