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Reportaje:

Una artista de tercera generación

La hija de Rosa Ballester y Ángel Gaos vuelve de México para exponer en Valencia sus grabados en color

Estos días expone en la galería D'Arts de Valencia sus grabados en color una artista mexicana de origen valenciano. Nela es, junto a su hermana Lupe, la tercera generación de una familia valenciana de grabadoras, las Ballester, emparentadas con el cartelista Josep Renau y la multifacética familia Gaos. Los avatares de la guerra les obligaron a emigrar a América, de donde no pudieron volver. La democracia española les llegó tarde. Nela Gaos Ballester nació en México DF en 1948, justo nueve meses después de que su padre, el activista comunista Ángel Gaos, llegara escapado de la cárcel franquista para reunirse con su mujer, la grabadora Rosa Ballester. Nada más acabar la guera Josep Renau se había llevado con él a México a su mujer Manuela, a sus hermanas Rosa y Fina y a la que llamaban la mare, es decir la abuela, que era, por cierto, la más radical, políticamente hablando, de toda la familia.

Vivían en el mismo edificio. La mare cocinaba para todos, incluidos los artistas mexicanos que los visitaban a menudo, como el muralista Siqueiros, Mario Reyes, el ruso Bladi, Raul Anguiano y muchos otros, todos ellos muy conocidos en México. Como necesitaban trabajar para vivir, las hermanas Ballester empezaron ayudando a grabadores como Vicente Gandía, Mario Reyes y Guillermo Santamaría, colombiano este último que fue el introductor del grabado en color en México. Con ellos las Ballester aprendieron el oficio y en 1965 abrieron su propio taller.

'Yo era muy pequeña e iba al taller a jugar. Mi madre a veces me ponía a entintar. Recuerdo los olores de las tintas, los tórculos y el ambiente. Pero para mí era como un juego, como un hobby. A la hora de estudiar entré en la Universidad y me lincencié en Química Farmaceútica por la Universidad Nacional Autónoma de México y luego di clases allí. Únicamente después de casarme y tener una hija me di cuenta de que podía vivir mejor con el grabado que dando clases. Así que dejé las clases y me dediqué por entero al grabado', explica Nela, quien asegura que las Ballester en su taller, 'como tenían una sensibilidad especial y un bagaje cultural muy fuerte por venir de donde venían, desarrollaron una forma muy diferente de entintar a la que se hacía y se sigue haciendo en México'. 'Así que abrieron un camino que ahora seguimos mi hermana y yo, y también la hija de mi hermana que aunque estudia ópera en el conservatorio también hace grabado y ya es la cuarta generación. Pero yo me doy cuenta de que tanto mi madre como Fina no valoraron nunca lo que hacían porque era algo necesario y lo hacían como un trabajo', añade.

Nela asegura sentirse seguidora de aquella línea pero precisa: 'Tanto mi hermana como yo somos diferentes y hemos necesitado salirnos de ese camino. Mi hermana tiene una galería de Arte en Ensenada, en la Baja California Norte, con conexiones y obra en Estados Unidos, y yo... pues me he venido para acá'

'Todo comienza con la familia que tengo aquí', explica. 'Empiezo a relacionarme con mis primos, mis tíos y a recibir sus impresiones. Y también a comunicarme con la gente de aquí. Y poco a poco siento la necesidad de sacar esa otra parte mía que hasta ahora desconocía. Yo sólo había desarrollado la parte mexicana. Allí tengo a mis hijos y a mi compañero. Pero no tengo ni una gota de sangre mexicana. Entonces me digo que si son mis dos partes, yo quiero vivir allí pero seguir conectada con los de aquí', concluye.

Nela Gaos, ayer, en la galería D'Arts de Valencia.
Nela Gaos, ayer, en la galería D'Arts de Valencia.MÒNICA TORRES

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