Pepín Liria: 'Hay que saber jugar también con malas cartas'
La tarde se fue en transmisiones. Unas malas y otra mejores. Los toros transmitían poco (expresión que se usa cuando uno se aburre en una plaza y no quiere echarle la culpa al torero) y los tendidos pegados al marcador simultáneo. Al fin y al cabo, el Atleti se jugaba su regreso a primera. Y la cosa se iba mortecina hasta que allá pasada larga la primera parte, de la corrida y del partido, empezaron a caer los goles. El primero en marcar fue Pepín. Su segundo toro empezó a cantar su condición de manso con un cariño enfermizo a las tablas y, una vez más, Pepín Liria y su gallardía atacaron: 'Tengo claro que lucho a la contra. Sé perfectamente cuáles son mis cartas. Yo sé jugar también con malas cartas'.
Y en efecto, de aquel manso que convirtió su lidia en una capea, el torero murciano sacó una oreja. 'Lo he visto desde el principio. La agresividad del toro invitaba a plantarle batalla. Sabía que si peleaba con él en su terreno, le podía vencer. O eso, claro, o él a mí. En eso consiste jugársela', comenta con la expresión del que ha cumplido con su deber. 'Sé por experiencia que si a estos toros intentas llevártelos a los medios, no puedes hacer nada. Por eso he querido abreviar. Por eso he pedido el cambio de tercio cuando le estaban picando. Lo que no sea torearlo en las tablas es perder el tiempo. Y así ha sido y así he conseguido muy buenos muletazos'.
¿Y el segundo gol? Ése llegó desde el transistor. Se cuadraba para matar Dávila Miura a las nueve menos cuarto... y ¡goool! El Atleti. Al final, transmitieron todos: toros y transistores. 2-0.
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