Las batallitas del abuelo

Un proyecto educativo ha logrado evitar que la distancia que separa a los estudiantes de sus abuelos se convierta en olvido. Empujados por un grupo de profesores, 440 alumnos del instituto de educación secundaria Francisco Giner de los Ríos de Alcobendas (Madrid) han rastreado durante dos cursos el origen de su municipio a través de la memoria histórica de sus abuelos. Esta iniciativa obtuvo el primer premio del XIV Concurso de Becas Investiga a través del entorno y expónlo, que patrocina El Corte Inglés.

El proyecto se inició hace dos años, cuando siete profesores del centro, pertenecientes a los departamentos de Geografía e Historia, Lengua y Literatura y Música, crearon el seminario de Fuentes Orales. Los profesores formaron grupos de trabajo de cuatro alumnos entre estudiantes de cuarto de ESO y de bachillerato. Equipados con una grabadora y un cuestionario, los alumnos se entregaron a la tarea de escuchar las historias de medio centenar de abuelos.

La profesora de Historia Carmen Fernández, una de las promotoras de la idea, explica que al principio sólo querían conocer 'de dónde venían, por qué dejaron su tierra, a qué se dedicaban y cómo se divertían' los emigrantes que venidos del campo hicieron crecer Alcobendas a partir de los años sesenta. El proyecto creció al comprender que los abuelos, antes que emigrantes, fueron niños de la guerra. Se decidió entonces analizar también cómo era la vida, marcada por la pobreza, en los años cuarenta.

'Los alumnos no entienden la infancia de sus abuelos; el cambio respecto a la suya es tan radical que les resulta algo lejanísimo', cuenta Fernández. Añade que a los estudiantes les motiva mucho sentirse protagonistas de una experiencia que acerca a su familia al instituto, 'y ver en una exposición una foto de su madre haciendo la comunión', explica.

La coordinadora del trabajo, la profesora de Lengua y Literatura Carmen Ochoa, destaca que las entrevistas han permitido 'la recuperación de palabras perdidas, como la trilla, aventar, el manubrio, que era un instrumento musical, y mucho vocabulario del trabajo campesino'.

'Cuando los chavales les dejan hablar, los abuelos se emocionan y no hay quien les pare. Entonces sueltan expresiones como que en 1938 estaba la guerra 'a todo confort' o que el No-Do era 'una cosa donde se inauguraban pantanos', explica Ochoa. Comenta esta profesora que los alumnos han aprendido, a partir del relato de sus abuelos, cómo construían sus chabolas cuando llegaban del campo, y que 'su situación era muy parecida a la de los inmigrantes que vienen ahora a España'.

Otra virtud del proyecto es que ha proporcionado enseñanzas válidas para distintas asignaturas. Los alumnos han conocido la importancia de las fuentes orales; han aprendido a entrevistar y a saber reconocer una buena historia; se han acercado a instrumentos, bailes y canciones perdidas; han unido imágenes con textos y, al final, han volcado todos esos conocimientos en el ordenador.

Los resultados de la investigación se han plasmado en dos exposiciones con fotografías, documentos y declaraciones de los entrevistados, una obra de teatro montada por los alumnos a partir de los testimonios recogidos, un vídeo con seis entrevistas y una página web que resume la experiencia. El siguiente reto de este grupo de profesores es hallar dinero para editar un catálogo con las imágenes y los testimonios que han podido rescatar.