Valerón abre el debate sobre Helguera
Las críticas abundan un año después del unánime entusiasmo en torno a la selección que acudió a la Eurocopa, con un resultado tan decepcionante que todavía no se ha digerido. A los malos resultados se ha añadido un juego sospechoso, cuando no malo. Sin embargo, la actuación de España en el segundo tiempo frente a Bosnia fue interesante, sobre todo en los últimos 25 minutos, cuando el equipo retomó muchos de los hábitos que le dieron identidad durante el primer año de Camacho. Es cierto que no se ha valorado ese tramo de buen fútbol, pero eso corresponde más a la actual corriente depresiva que a otra cosa. Durante el último tercio del partido con Bosnia se vio un equipo rápido, con gran capacidad de asociación con la pelota, predominio total del juego de ataque y ninguna concesión defensiva, pese a jugar con Guardiola, Valerón, Munitis, Raúl, Javi Moreno y Tristán. El eje del éxito de España se debió a la cuidadosa posesión de la pelota, lo que no significó una rumia, sino la búsqueda, paciente a veces y afilada otras, de la portería rival. En ese equipo se reconocían las mejores cualidades de la selección española, olvidadas en los últimos tiempos.
El ingreso de Valerón por Helguera fue determinante en el cambio de juego. Valerón regresó después de un año en la nevera, exactamente desde su fracaso en la Eurocopa. En aquel momento de máxima exigencia, el jugador del Deportivo se vio superado por los acontecimientos. Como algunos otros: Aranzabal, Fran y Joseba Etxeberria, por citar a cuatro titulares en el torneo. En el caso de Valerón, su decepcionante actuación tuvo consecuencias irreparables en el tejido del juego. Guardiola se quedó solo en el centro del campo, sin su principal socio, un jugador que le entiende perfectamente, o eso parecía hasta entonces. Desapareció de la selección, y dejó el puesto a Helguera, futbolista campanudo que tiene lo que le falta a Valerón: un ego que le viene muy bien para competir al máximo nivel.
Helguera ha reproducido en la selección las virtudes y los vicios que ha manifestado en el Real Madrid. Es competitivo y goleador, pero eso no le convierte en indiscutible. Peor aún: su contribución es muy discutible. Como centrocampista tiene lagunas muy graves. Elabora poco, defiende mal -sus estadísticas como recuperador son muy flojas- y es un factor de desequilibrio del equipo por su desorden y su obsesión en buscar el gol a toda costa, con el abrumador gasto de energía que eso le supone. Tanto el Madrid como la selección pagan las dificultades de Helguera para regresar al medio campo después de sus aventuras en el área.
Camacho debió observar todo esto cuando le cambió por Valerón. Fue sintomática la transformación del equipo en el segundo tiempo. A veces, las características de un jugador definen el estilo de un equipo. Evidentemente, Guardiola es uno de ellos. Valerón es otro. Y la suma de Guardiola y Valerón multiplica ese efecto. Por lo que se vio en el segundo tiempo frente a Bosnia, el equipo agradeció la coherencia en el juego que había faltado hasta entonces. Fue un momento especial porque supuso la reivindicación de Valerón. Sólo queda por saber si es jugador para partidos de segunda clase o ha aprendido del fiasco en la Eurocopa.
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