Los rocieros reducen el impacto de la basura en su recorrido por el Parque Nacional de Doñana

El camino rociero que realizan las ocho hermandades y tres asociaciones de la provincia de Cádiz cruza a través de una de las áreas más delicadas del Parque Nacional de Doñana. Una pequeña parte de los 45 kilómetros de la vía pecuaria, que parte de la playa de Malandar y concluye junto a la aldea de El Rocío, atraviesa la Reserva Biológica de Doñana, la zona más frágil y de mayor valor científico del espacio protegido.

El Rocío, además, suele coincidir con la época de nidificación de especies emblemáticas de Doñana, como el águila imperial. Uno de los lugares donde anida habitualmente esta rapaz, que está en peligro de extinción, son los alcornoques de la Pajarera, situados dentro de la Reserva y a pocos metros de la vía pecuaria por la que cruzan los rocieros. Otras dos parejas de águila imperial están nidificando cerca de Marismillas, también en las proximidades de la ruta rociera. Varios carteles informan de la nidificación y prohiben a los romeros que se detengan a lo largo de un kilómetro para no alterar a la fauna. Un montículo de basura, que se acumula junto al tronco de un pino donde un cartel prohibe 'detenerse', muestra claramente que la sensibilización ambiental sigue siendo una tarea pendiente en muchos casos, aunque el vertido indiscriminado de residuos comienza a estar bajo control.

Remolques obligatorios

Lo 45 kilómetros de la vía pecuaria, recorridos el viernes, después de que todas las hermandades gaditanas hubiesen entrado ya en el Parque Nacional, no ofrecían la imagen limpia del martes, justo la víspera del comienzo del tránsito rociero. Había residuos arrojados en algunas zonas, pero la ruta tampoco presentaba la imagen de suciedad masiva del año anterior. El director del Parque Nacional de Doñana, Alberto Ruiz de Larramendi, alaba el 'esfuerzo' de las hermandades por rebajar el impacto de las basuras. Este año, por vez primera, todas han peregrinado con un remolque para recoger las basuras de sus hermanos y trasladarlos hasta una compactadora-trituradora, instalada junto al Palacio de Doñana.

Del presupuesto del espacio protegido se destinan alrededor de 20 millones a la limpieza y retirada de basuras rocieras. Alberto Ruiz de Larramendi destaca el aumento de la sensibilización de los últimos años, aunque distingue entre hermandades. En las más grandes, como Sanlúcar de Barrameda o Jerez de la Frontera, 'los programas de educación ambiental no llegan a todos', sostiene.

En esta edición, los responsables del Parque han distribuido a lo largo de la vía pecuaria carteles dirigidos a espolear la conciencia ecológica de los rocieros, que rezan 'Es tu camino. Manténlo limpio'. También por vez primera, la guardería de Doñana levanta un acta cada mañana donde recoge el estado del lugar de acampada donde han pernoctado las hermandades.

Cada una pasa tres noches a la ida y dos a la vuelta en el interior del Parque Nacional. Con las actas se pretende, entre otras cosas, que no paguen justos por pecadores. Las agrupaciones más pequeñas apenas dejan huella en el territorio y suelen ser bastante respetuosas. Las críticas más fuertes se dirigen hacia el comportamiento de algunos rocieros de Sanlúcar de Barrameda, durante su acampada nocturna en el Palacio de Doñana, en plena Reserva Biológica. Algunos romeros, según personal de la reserva, se instalan fuera de las zonas reservadas para la pernocta e invaden, con vehículos o monturas, áreas de alto valor, como las próximas a la Pajarera.