'La historia causa dolor porque la especie humana ha sido terrorífica'
El currículo de la historiadora Carmen Iglesias, considerada una autoridad en el siglo XVII, es tan amplio que apabulla. Académica de la Lengua y de la Historia y la única mujer que se sienta en el Consejo de Estado, es preceptora del príncipe Felipe y tutora de la infanta Cristina. Aunque recibe loas, títulos y condecoraciones continuamente, aún preserva la sencillez. El jueves pasado, Iglesias disertó en Bilbao sobre Las mujeres y la conquista del espacio público con motivo de recibir el Alfiler de Oro a la mujer más destacada, que concede anualmente la Asociación Mujer Siglo XXI.
Pregunta. ¿A qué dificultades se ha enfrentado por hacer lo que ha querido y destacar en un mundo de hombres?
'La política es un terreno muy de oportunismo y de pragmatismo. Frente a eso, la sociedad y los individuos deben presionar, porque es intolerable'
Respuesta. Las dificultades han surgido sobre todo en la vida profesional. En el momento en que te ven como competidora hay un plus de agresividad que estoy segura de que un hombre no padece. Hay una demonización de la mujer, ya que te aceptan mientras estás en un plano que ellos consideran inferior; la prueba está en las pocas mujeres que llegan a puestos de responsabilidad.
P. Le enviaron un anónimo en términos tremendos cuando obtuvo la cátedra frente a tres hombres ¿Se desvaneció así su creencia en la bondad humana?
R. Sí, sí. (Risas). Yo creía que la naturaleza humana es bondadosa y fue un poco el fin de la ingenuidad, de la inocencia. Crees que te llevas bien con el mundo y descubres que el mundo no se lleva bien con una. Es el descubrimiento del pecado de narcisismo y de tener que enfrentarte a lo que Max Weber llama la injusticia ética del mundo.
P. En los últimos 20 años, las actitudes de mujeres y hombres han ido convergiendo. ¿Queda mucho por recorrer?
R. Es significativo que la tasa de actividad femenina sea [en España] del 52%, mucho más baja que en Europa y Estados Unidos. Hay una serie de discriminaciones claras. Y aparte está algo tan terrible como el régimen talibán. Pocas veces ha habido una opresión de tal grado. Eso es lo que no se puede permitir. La geopolítica y la política es un terreno muy de oportunismo y de pragmatismo. Frente a eso, la sociedad y los individuos deben presionar porque es intolerable. Dicho esto, creo que el avance es imparable y que basta la presión consciente de las mujeres y su preparación, que cada vez es más evidente, para conseguir esos objetivos. Me parece que los hombres, más que conformarse están resignados. (Risas).
P. Habla de la presión de los ciudadanos ante la intolerancia. ¿Confía en ese poder de las organizaciones?
R. Es que no se me ocurre de otra manera. Los individuos hemos ganado en libertad e independencia en un estado personal, en el sentido de la ley: patria no es tanto donde se nace, sino donde se vive bajo la seguridad y la libertad que da el imperio de la ley justa. Pero, al mismo tiempo, históricamente, ha nacido la libertad individual y la autonomía moral al tiempo que el Estado. Entonces, entre esa franja y el individuo en solitario, lo que los clásicos del XVIII llamaban los cuerpos intermedios, están estas organizaciones de la sociedad civil en que los ciudadanos se agrupan para una causa justa y común.
P. Cada época piensa que vive una crisis, pero ¿cree que el mundo siempre ha estado en crisis?
P. La tendencia de los contemporáneos es pensar que el mundo está por acabar. En eso tiene sentido el propio paso de las generaciones. Hay un momento en que los mayores casi no comprenden que los jóvenes echan todo por la borda y no siguen sus valores. La cultura y la educación no ha servido para evitar la barbarie del siglo XX. Los totalitarismos nos han quitado esa esperanza ilustrada que se tenía. Pero, por otro lado, esta época tiene posibilidades como no ha habido nunca. De todas formas, la historia causa mucho dolor porque realmente la especie humana siempre ha sido terrorífica.
P. ¿Hay algo que invite al optimismo en el País Vasco?
R. Como historiadora me preocupa que se estén formando generaciones donde, como me decía un amigo vasco cuyos hijos van a una ikastola, lo primero que se ve es un mapa de un país que nunca ha existido. Cuando los intelectuales y la sociedad civil tienen que dar testimonio es que estamos ante una situación de opresión, porque precisamente todo tipo de régimen opresor, autoritario o dictatorial exige que estés con él o contra él.
P. ¿Cómo influye la manipulación de la historia en las ideologías y en los sentimientos?
R. La ignorancia o la manipulación sectaria de la historia es peligrosa. No el que haya matices de interpretación, ya que el pluralismo historiográfico es fundamental para poder tener un criterio. Pero el desconocimiento de hechos fundamentales, como que los vascos han estado siempre en la historia de España en primera fila... No sólo las gestas de los grandes personajes vascos forman parte de la historia de España desde siempre, sino que toda la burocracia importante de la monarquía española procedía de los vascos. Había escuelas de caligrafía y se sucedían los secretarios.
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