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Torneo de Roland Garros | TENIS

Adiós al héroe americano

Una lesión obliga a abandonar a Roddick, la nueva sensación, frente a Hewitt

El héroe cayó al suelo, se torció el tobillo derecho y se cogió el muslo izquierdo con síntomas de sufrimiento. Después el masajista de la ATP le vendó la pierna. En un esfuerzo supremo, intentó proseguir el partido. Sacó dos veces, cometió una doble falta, lo intentó de nuevo, pero ya entonces las lágrimas comenzaban a aflorar en sus ojos. Se resistió hasta el último momento a obedecer las órdenes de su entrenador, Tarik Benhabiles, y del capitán estadounidense de la Copa Davis, Patrick McEnroe, indicándole que se retirara. Pero, al final, se fue hacia la red y ofreció la mano a su rival, el australiano Lleyton Hewitt. Abandonó. Así concluyó la historia de Andy Roddick en su primer torneo de Roland Garros. El último prodigio del tenis norteamericano, el destinado a coger el relevo de Pete Sampras y Andre Agassi, dejó una estela histriónica en la pista central de París. Se fue custodiado por el aplauso de los campeones. Pero esta vez, todavía, no lo mereció.

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Cuando todo eso ocurrió, Roddick había constatado ya que el futuro es suyo. A estas alturas, nadie duda de que será una estrella. No lo es aún porque su palmarés está todavía en su primera página. Pero lo que demostró en la capital francesa al ganar a Scott Draper en la primera ronda y, sobre todo, al imponerse a Michael Chang en la segunda, en su primer partido a cinco mangas y el tercero de un Grand Slam, no deja lugar a dudas. Su tenis está ahí, su nivel es comparable al de los mejores. Y el australiano Hewitt, que ayer le venció por 6-7 (6-8), 6-4, 2-2 y abandono (por desgarro isquiotibial), puede dar buena fe de ello.

'Me supo mal acabar así', comentó Hewitt; 'creo que Andy es uno de los valores de futuro. Somos muy jóvenes y estamos dando una nueva imangen al circuito'. Su aportación, sin embargo, no se limita al juego. En este sentido, sus estilos difieren poco. Pero Roddick tiene mucha más potencia en su saque y su desbordante golpe de derecha. Juegan de la misma forma que Juan Carlos Ferrero, Gustavo Kuerten, Marat Safin, Carlos Moyà o, con matices, Àlex Corretja. Pero donde realmente aportan algo distinto es en su interpretación, en la forma de comportarse en la pista, en su peculiar manera de celebrar los puntos, los buenos golpes, los errores de su rival, en cómo son capaces de trasladar al público todas sus emociones...

'Versátil y con un gran 'drive'

'Para mí', dijo Agassi, en una de sus últimas entrevistas, 'Roddick es ya un gran jugador y puede mejorar mucho. Tiene un saque muy versátil y un gran drive. Se mueve muy bien y puede aprender a moverse mejor en tierra batida. No espera el error. Le gusta ganar los puntos. Además, tiene mucho carisma dentro y fuera de la cancha'. Lo que distancia a Roddick de Hewitt es que éste se muestra tan agresivo y amenazante en cualquier situación que acaba resultando cómico y patético. A Roddick le gusta hacer teatro, pero se reserva para las situaciones límite. Entonces explota sus dotes histriónicas. Y cae simpático.

A los estadounidenses se les cae la baba viendo cómo va evolucionando Roddick, que el pasado año fue el mejor júnior del mundo. Tienen una necesidad absoluta de un relevo y quieren encontrarlo como sea. Parece que han acertado con él. Las luces de aviso se encendieron cuando el tercer hijo de Jerry, un inversionista, y Blanche ganó a Sampras en el torneo de Miami. 'Tal cómo jugó contra mí', reconoció el ex número uno, 'el futuro del tenis norteamericano presenta buen aspecto. Su saque es un cañón: sirve con consistencia a más de 210 kilómetros por hora'.

Pero lo que más se destaca de él es que ganó su primer título, en Atlanta, el mes pasado, en su décimo torneo del circuito. El valor de este hecho radica en que Agassi precisó de once, Chang de 17, Courier de 33 y Sampras de 34. Después ganó en Houston y llegó a París con diez victorias consecutivas en tierra batida. Llegó a doce, pero luego se topó con Hewitt y pagó el esfuerzo realizado ante Chang. Y abandonó lesionado.

Un gesto expresivo de Andy Roddick tras conseguir un punto.
Un gesto expresivo de Andy Roddick tras conseguir un punto.REUTERS

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