Ferrero cede una manga
El valenciano resta importancia a su 'laguna mental' ante Díaz
Un día u otro debía ocurrir. Y sucedió justamente el primero en el que Juan Carlos Ferrero se enfrentaba a un compatriota. Jacobo Díaz, precisamente el campeón júnior del torneo de Roland Garros de 1994, atesoró ayer el honor de ganar una manga, la primera en la competición de este año, al tenista valenciano. Un mérito respetable. Máxime, si se tiene en cuenta la contundencia con la que Ferrero se había anotado sus dos primeros partidos: entre ambos apenas había perdido 11 juegos. Sin embargo, el madrileño, de 24 años, no consiguió parar la escalada de su gran rival, que se impuso por 6-1, 6-7 (2-7), 6-1 y 6-2, hasta los octavos de final. También Tommy Robredo logró, en su segunda comparecencia en una cita del Grand Slam, encaramarse a la cuarta ronda. Su víctima fue el checo Bohdan Ulihrach, al que batió por un triple 6-2.
'Simplemente, fue una laguna mental', argumentó Ferrero buscando justificaciones a la pérdida de un set en este torneo. 'Me ha hecho un break [ruptura del saque] medio guarro y ahí han empezado los problemas. Él [Díaz] ha comenzado a jugar muy bien y yo me he ido un poco atrás en la pista. He perdido la manga. Pero lo más importante es que he sido capaz de recuperarme, centrarme de nuevo y entrar otra vez con fuerza en el partido', concluyó.
Por primera vez, Ferrero pareció intranquilo en la primavera parisiense. Comenzó los cuatro sets que hubo de disputar dominando por 4-0, pero en el segundo perdió la concentración y dejó una grieta por la que se coló Díaz. Fue un brillante pasaje del lance porque permitió comprobar la tremenda evolución de un tenista que ha pasado inadvertido desde que ganara la final júnior de este mismo torneo.
'Lo fundamental', explicó Ricardo Sánchez, su entrenador, 'fue que [Díaz] comprendiera que sus problemas no eran sólo de cabeza, sino también técnicos. En el último año hemos trabajado su derecha, su saque, y estamos intentando recuperar su volea. Ahora es mucho más agresivo que antes. Y eso le beneficia'.
Su progresión llevó a Díaz este año a los cuartos de final del torneo de Roma, a dominar el Challenger de Zagreb y a ganar diez partidos seguidos hasta chocar ayer contra Ferrero. Pero éste es un adversario demasiado serio y tiene un objetivo muy concreto: ganar este Roland Garros. Y no falló. 'Andaba bajo de gasolina en la cabeza', comentó Antonio Martínez Cascales, el preparador de Ferrero. 'pero espero que haya sido sólo algo pasajero'.
Quien no presentó dudas fue el jugador de Hostalric afincado en Olot, Tommy Robredo, de 18 años. Jugó un partido increíble, ganó a Ulirach y se convirtió en el que más lejos ha llegado en el cuadro principal el año siguiente de haber sido finalista júnior. Claro que ahora le aguarda el ruso Yevgeny Kafelnikov (7º cabeza de serie).
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