La Federación Francesa baja al Marsella a Segunda por sus deudas

La Dirección Nacional de Control y Gestión (DNCG) de la Federación Francesa de Fútbol anunció ayer su decisión de descender a la Segunda División al Olympique de Marsella (OM) 'debido al importante desequilibrio financiero entre los ingresos y los gastos' que presentan sus cuentas. Un agujero de unos 2.500 millones de pesetas es la causa de su defenestración. El club tiene 15 días para recurrir y demostrar que puede comenzar la nueva temporada sin deudas.

El OM, campeón de Europa en 1993, estuvo en Segunda en 1994 y 1995 al descubrirse que amañó uno de sus partidos de la Liga sobornando a jugadores rivales. Entonces lo presidía el popular Bernard Tapie, que ha vuelto al mismo hace menos de tres meses para llevar la gestión económico-deportiva. Tapie ya ha ordenado la venta al Chelsea, inglés, por más de 1.000 millones de pesetas del defensa Gallas, pero en la nómina siguen figurando más de 40 jugadores con salarios muy altos y hoy escasamente valorados.

'Sólo Robert Louis-Dreyfus puede resolver la situación y sólo él sabe si quiere hacerlo', declaró ayer Pierre Dubiton, el responsable financiero del OM. Dreyfus es el presidente del club y desde 1996 ha invertido en él unos 18.300 millones de pesetas. Para el alcalde de Marsella, el liberal Jean-Pierre Gaudin, 'Dreyfus se ha comprometido a cubrir las pérdidas y Tapie a encontrar nuevos inversores'.

Por su parte, el propio Tapie, tras calificar de 'vergonzosa y lamentable' la decisión de la DNCG, anunció que 'el OM presentará el lunes un recurso'. Según él, 'Dreyfus sabrá hacer frente a sus responsabilidades'. Mientras tanto, intenta seguir reduciendo la plantilla y conseguir dinero extra con algún traspaso al tiempo que busca un patrocinador que supla a la firma Ericsson.

A la vez que envía al OM a la Segunda División, la DNCG también ha relegado a una categoría inferior al Toulouse, que, tras acabar la Liga en el 16º lugar, ya se sabía en Segunda. Ahora su deudas lo envían directamente a Tercera.

El caso del Toulouse es aún más lamentable que el del OM. El equipo interesaba a una gran firma aeronáutica, pero sus cuatro propietarios mayoritarios sólo querían venderlo después de clasificarlo para una competición europea y de haber multiplicado, pues, su valor.