Trillo
De entre todos los personajes del Gobierno, nadie me fascina tanto como el titular del Ministerio de Una Noche en la Ópera, don Federico Trillo. Nos hallamos ante un hombre complejo, shakespeariano, al que no arredran las contradicciones. Por el contrario, se crece ante ellas sin perder su proverbial simpatía, y acomete, con audacia que sin duda le ha sido concedida desde lo alto por llevar sobre los hombros tanto paso de Semana Santa, propuestas imaginativas que deslumbran al personal por su coherencia. Yo misma me estoy quedando ciega ante semejante reverberación.
Contradicción: que el partido al que pertenece haya suprimido la mili obligatoria y sin embargo vote en bloque en el Congreso contra la eliminación del delito de insumisión con la excusa de que semejante decisión produciría 'abandonos masivos' de la mili y la prestación social sustitutoria. Coherencia: el mismísimo día que se produce semejante actuación parlamentaria, en el Ministerio de Más Madera-Es la Guerra se organiza un acto, presidido por el señor Trillo, en el que 120 personas, entre personal de dicha institución y familiares, juran la bandera a lo civil para comprometerse con España (ignoro si al final fue servido un cóctel por Embassy).
Contradicción: que el partido al que pertenece haya hecho y esté haciendo lo imposible para luchar contra la inmigración, a base de leyes y deportaciones, y de convertirla en un problema ante la opinión pública mientras que el propio Trillo, a falta de leva autóctona, se dispone a crear un Ejército profesional multiétnico, multirracial y religiosamente plural en el que, espero, todos, en ardiente milicia, triscarán hermanados por los campos de tiro sin que a nadie le llamen moro o sudaca de mierda. Coherencia: con Millán Astray, en este caso, porque lo que hace el ministro no es sino refundar el tercio de extranjeros de la Legión en versión pop.
Éstos y otros avatares sucedidos en el Ministerio de Sopa de Ganso me llevan a concluir que es una verdadera suerte que sea Colin Powell y no Federico Trillo quien lleva la cosa militar de George Bush. Porque, al fin y al cabo, en materia de pim-pam-pum, es mejor que experimente con gaseosa. O sea, con España.
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