_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ámbito de acuerdo

Concluida la ronda de contactos con los partidos vascos con representación parlamentaria, Ibarretxe sigue sin desvelar qué iniciativas se propone desplegar para recomponer la unidad democrática contra ETA y en defensa de la libertad de los ciudadanos perseguidos por causa de sus ideas. Ayer dijo que antes es necesario recuperar la confianza entre los partidos y sus representantes, abriendo un periodo de distensión. La oposición ha estado receptiva a su llamamiento, aunque sin dejar de pedirle que dé ejemplo acallando las voces que en su propio partido se empeñan en avivar el enfrentamiento.

Los ciudadanos han decidido (por un margen de 24.000 votos, el 1,7% de los emitidos) otorgar a Ibarretxe la responsabilidad de encabezar las iniciativas necesarias para acabar con la coacción terrorista. Cuando se sabe que ETA considera a los concejales de los partidos no nacionalistas 'objetivos legítimos a eliminar' y que, de seguir las cosas como están, es probable que esos partidos no puedan presentar candidaturas en muchos municipios, combatir a ETA es un imperativo democrático ineludible. Para hacerlo, Ibarretxe tiene la oportunidad de usar no sólo la fuerza de sus votos, sino la del 90% del electorado que ha votado contra ETA.

Lo primero es formar Gobierno. Que IU se integre o no en él tiene un interés relativo. Lo fundamental será comprobar cómo utiliza Ibarretxe la autoridad que le han otorgado las urnas para ganar un margen de autonomía respecto a las direcciones de los partidos que le apoyan. Ese margen será una garantía para cualquier intento de asociar a la oposición al objetivo compartido de derrotar a ETA. Tanto el PP como el PSOE han dicho que para ello no es necesario crear un nuevo marco, que ya existe el Parlamento. Es una opinión discutible. El Parlamento es el espacio del diálogo, pero también del disenso: de la confrontación entre Gobierno y oposición. Por lo demás, EH no puede ser excluido del Parlamento y de lo que se trata precisamente es de establecer un marco unitario de los demócratas que actualice el antiguo consenso respecto a la forma de acabar con ETA sin pagar un precio político y que juegue un papel de orientación de la opinión pública (contra su desmoralización) similar al que tuvo en su día el Pacto de Ajuria Enea.

Los contenidos del acuerdo serían hoy diferentes, seguramente, pero no en el sentido que parecen temer socialistas y populares. Al revés: tendría que incorporar la experiencia del fracaso de Lizarra; es decir, de un ensayo por llevar hasta sus últimas consecuencias la lógica del planteamiento de paz por concesiones políticas. Aunque todavía no lo haya racionalizado, el PNV ha experimentado ese fracaso en sus propias carnes. Que, tras el asesinato del director gerente de El Diario Vasco, el portavoz del Gobierno de Vitoria dijera claramente que la prioridad era tratar de detener a los terroristas y ponerlos a disposición de la justicia es un cambio considerable que confirma que las elecciones sí eran necesarias para desbloquear la situación y permitir al nacionalismo cambiar de orientación. Es decir, para acabar de romper, por vía de hecho, con Lizarra, condición, a su vez, para recomponer la unidad democrática.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_