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Entrevista:GIANDOMENICO AMENDOLA | CATEDRÁTICO DE SOCIOLOGÍA URBANA

'Las empresas utilizan sus inversiones en cultura como reclamo publicitario'

El catedrático de Sociología Urbana de la Universidad de Florencia, Giandomenico Amendola, inauguró la pasada semana unas jornadas dedicadas a la influencia de los impulsos culturales en el desarrollo de las ciudades y los territorios. Amendola destacó el nuevo papel que juegan las empresas privadas en el campo de la cultura, pero sin dar por caducada la responsabilidad de las instituciones públicas.

Pregunta. El turismo cultural es uno de los pilares económicos de Italia. ¿Qué puede enseñar al resto de Europa?

Respuesta. No creo que haya grandes diferencias entre Italia y otros países europeos desde ese punto de vista. Creo que es extensible a toda la Unión Europea la creciente demanda de experiencias culturales, desde conciertos hasta un recorrido por una zona de interés paisajístico. Y esta nueva tendencia ha llevado a que otros sectores económicos se fijen en la cultura.

P. Pero estas prácticas ya existían antes.

R. Lo que realmente es nuevo en Europa es el aumento del turismo urbano: la gente que acude a las ciudades no sólo a ver las obras de arte de una ciudad, sino a disfrutar de su atmósfera, donde la cultura no siempre es una parte determinante. Pienso, por ejemplo, en Milán, Bolonia o Nápoles. Esta última vive un verdadero renacimiento.

P. ¿A qué se debe el creciente interés de las empresas por el ámbito cultural?

R. Las grandes empresas han encontrado un nuevo mercado para invertir, el de la imagen. Hay tantas ganas de participar en aspectos culturales, sobre todo en el de la restauración de obras de arte, que hay más demanda que oferta. La razón es que las grandes empresas buscan las obras famosas, que son muy pocas: el David de Miguel Ángel, el Perseo de Cellini o La Primavera de Boticelli. Ha llegado el momento en que la gran obra de arte es apetecible para la empresa, que utiliza su restauración o su exhibición como reclamo publicitario. En Florencia, no es extraño que los responsables de estas empresas llamen a los museos para ofrecer su colaboración.

P. ¿Qué ocurre con el resto del patrimonio artístico?

R. Ese es el problema, que las empresas prefieren gastar 3.000 millones en restaurar un cuadro de Rubens que emplear 50 millones en rehabilitar una ermita en Burgos, porque esto último no ofrece ningún beneficio en imagen. Aquí está el trabajo de las instituciones públicas, sobre todo del Estado, para buscar la colaboración en todos los apartados culturales.

P. ¿Cuál es la mejor fórmula para incentivar estas ayudas?

R. El modelo norteamericano es el más interesante, ya que se practica la reducción de impuestos a las firmas colaboradoras o a los mecenas que colaboran con la donación de obras a museos. Y puede ser un buen incentivo para la recuperación de las ciudades, como ha ocurrido en Vitoria con la catedral, cuyo modelo de rehabilitación puede trasladarse a otros edificios históricos.

P. ¿Qué lugar queda para los pequeños pueblos?

R. Ahí están los itinerarios culturales, que se pueden combinar con el turismo rural, ya que también hay una creciente demanda de campo y, sobre todo, paisaje.

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