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La ideología de los impuestos, a debate

La propuesta socialista de un tipo único en el IRPF desata la polémica entre políticos y expertos

La propuesta socialista de aplicar un tipo único en el IRPF ha generado una curiosa polémica sobre la ideología de los impuestos. Se trata de una alternativa defendida sobre todo desde posiciones ultraliberales, pero que no se aplica en la actualidad en ningún país del mundo. El Gobierno del PP la ataca, en la CEOE no se ve con malos ojos, al ala izquierda del PSOE le repugna, los asesores fiscales la aplauden, los sindicatos la rechazan con más o menos convencimiento y entre los expertos hay opiniones para todos los gustos.

¿Y qué tiene ella para levantar tantas pasiones? Pues que trata sobre el principal instrumento con que cuenta el Estado para garantizar la equidad social. Ideología en estado puro. La Constitución le dedica el siguiente artículo: 'Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica, mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá carácter confiscatorio'.

En la mayoría de los países la tendencia es reducir el número de tramos del IRPF
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Divergencias en la familia socialista

La palabra clave es la progresividad del sistema fiscal y ahí es donde está la principal frontera entre quienes respaldan y critican la propuesta socialista. Su significado no plantea dudas -han de contribuir proporcionalmente más quienes más ganan- pero la forma de conseguirlo es lo que ya no está tan claro.

Unos creen que cuantos más tramos tenga la tarifa del IRPF el sistema es más progresivo; otros consideran que con un tipo único se consigue lo mismo si se incluyen elementos correctores; y otros opinan que el problema de fondo es la evasión fiscal. Pero ¿qué ocurre en la práctica? En todos los países del mundo con un sistema similar al español la tendencia es reducir el número de tramos de la tarifa del IRPF. ¿Se ha ganado o se ha perdido en progresividad?

En los años ochenta la tarifa del IRPF española tenía 28 tramos y a cada uno de ellos le correspondía un tipo diferente, proporcionalmente más alto para los ingresos más elevados. En los noventa la tarifa era de 16 tramos, luego pasó a 10, después a ocho y ahora está en seis. A mediados de la pasada década, la diferencia entre el tipo medio (lo que se paga a Hacienda antes de las deducciones) de un contribuyente que ganaba hasta 1,4 millones y el que ganaba más de 30 era de 40,43 puntos. A finales de esa década, la diferencia era de 36,13 puntos.

Según estos datos, el abanico se habría cerrado en paralelo a la reducción de tramos; es decir, el impuesto habría perdido progresividad. Desde este punto de vista, bastaría con una tarifa muy amplia para lograr un sistema fiscal más justo. Pero si fuera tan sencillo no habría debate. El problema es ése en parte pero también todo lo que rodea a la tarifa. Es decir, qué cantidad se libera de pagar impuestos, qué deducciones se aplican y dónde, cuáles se eliminan...

'Hay que conocer la letra pequeña de la propuesta socialista', dice José Manuel Tejerizo, catedrático de Derecho Financiero y Tributario. Ángel Bizcarrondo, socio director del Centro Europeo Garrigues & Andersen se declara 'sorprendido' por que la idea del tipo único haya salido desde las filas socialistas, 'ya que siempre se ha defendido desde posiciones liberales'. El catedrático Jesús Ruiz Huerta, cree que el tipo único es más sencillo de aplicar, sobre todo en las retenciones, y valora positivamente que el PSOE 'haya conseguido salir del impasse y ponerse al frente del debate'.

En España, el primer defensor del tipo único para el IRPF fue Manuel Lagares, catedrático de Hacienda Pública y uno de los más respetados expertos en la materia. Lagares realizó los primeros -y únicos- estudios en España sobre el fraude fiscal y fue quien dirigió el equipo de expertos que inspiró la reciente reforma fiscal del PP (que no incluyó el tipo único).

Otro de los teóricos de gran prestigio es César Albiñana, que recientemente ha formado parte de un grupo de expertos creado por el Gobierno del PP para la reforma de la Ley General Tributaria y que, igualmente, es partidario del tipo único en el IRPF. Relata que la diputación foral de Álava aplicó ya un tipo único en los años cincuenta y dice: 'Me extraña mucho que un partido de izquierda lo plantee'. La progresividad ideal, añade, 'es la que establece un tipo único con un mínimo exento muy alto', por ejemplo de tres millones de pesetas, 'pero eso es enormemente caro' para las arcas públicas.

Si a estos respaldos y sus matices se unen el de los asesores fiscales y la no beligerancia de la CEOE resultaría que la propuesta del PSOE nace con unos compañeros de viaje ciertamente incómodos. Los sindicatos, la corriente Izquierda Socialista, los llamados guerristas y otros expertos se han colocado rápidamente al otro lado de la barrera. También lo ha hecho el Gobierno; lo sorprendente habría sido lo contrario.

¿Es de izquierdas o de derechas el tipo único? Pues a juzgar por las opiniones recogidas en los últimos días, la respuesta no está ni siquiera en el viento, aunque los números pueden aclarar algo las ideas. Según los cálculos del PSOE (ver cuadro), el tipo medio se abre, lo que depende de su cuantía y de dónde se ponga el límite para el mínimo exento (cantidad que no paga impuestos). Pero se pierde en progresividad respecto de la tarifa de ocho tramos vigente en el año 1998.

'Un IRPF con una tarifa única puede lograr una cierta progresividad en el tipo efectivo, pero siempre incurrirá en pérdidas de equidad o suficiencia, o ambas a la vez, dependiendo de dónde se fije el tipo y cuáles sean las deducciones, en la cuota o en la base', explica Miguel Ángel García, del gabinete técnico de CC OO. Una de las correcciones que quiere hacer el PSOE es, en efecto, aplicar una deducción en la cuota en concepto de renta ciudadana.

Lucha contra el fraude

A diferencia de la situación actual, esa deducción beneficiaría en mayor proporción cuanto más baja sea la renta; es decir, el impuesto ganaría en progresividad con respecto a lo que hay ahora. El equivalente a esa renta ciudadana es el mínimo personal o familiar que aplicó en 1999 la reforma del PP y que favorece más cuanto mayor es la renta (por el porcentaje de ahorro en impuestos).

La otra corrección que el PSOE pone sobre la mesa para atemperar los efectos del tipo único es hacer que todas las rentas (trabajo, capital y plusvalías) tributen igual. Ahora una renta del trabajo paga entre el 15% y el 48%, mientras que una ganancia por la venta de acciones, fondos de inversión o pisos tributa el 18%. Los partidarios de este tipo diferenciado argumentan que la renta que ha permitido comprar esos bienes ya fue gravada en origen.

Lo que está fuera de duda es que un tipo único les supondría una considerable rebaja a quienes ahora tributan al 48%. La justificación del PSOE es que en los niveles altos de ingresos la evasión fiscal es considerable: en España sólo hay 7.000 contribuyentes que declaran ganar entre 25 y 30 millones de pesetas al año. Un tipo fijo más cercano al efectivo del impuesto de sociedades (en torno al 25%) tendría un efecto disuasor para las operaciones de ingeniería fiscal. Pero también esta idea tiene detractores. José Manuel Roig Cotanda del departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València se lamenta de que con esta propuesta 'la sensación es que el PSOE ha tirado la toalla en la lucha contra el fraude'.

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