Los 'tories' califican las elecciones de referéndum encubierto del euro
Blair, convencido de ganar la futura consulta sobre la moneda europea
Aunque no puede afirmarse que Blair haya evitado hasta ahora discutir a fondo la llegada del euro a territorio británico, sí es cierto que había presentado la reforma de la educación, la sanidad y los transportes, 'preocupaciones clásicas del laborista auténtico', como el caballo de batalla de esta campaña electoral. Hasta ayer. Cuando el diario Financial Times publicó unas declaraciones suyas afirmando que un referéndum sobre la moneda única europea podría ganarse 'siempre que la consulta ciudadana se formule en los términos adecuados'. El tema del euro no pudo silenciarse más y el bando conservador no desaprovechó la oportunidad de vapulear a Blair.
Cómo era posible, se preguntó William Hague, que Blair calificara la pérdida de la libra como algo patriótico. 'Desengañémonos. Si ganan los laboristas, nuestra moneda nacional está sentenciada. Que nadie se confunda con fechas sobre plebiscitos populares. El auténtico referéndum sobre la adopción del euro se está celebrando ahora', dijo Hague. Gordon Brown, ministro laborista de Finanzas, trató de calmar los ánimos con su habitual mención al clima económico mundial, las ventajas que supone para Londres sumarse a sus socios comunitarios en la aventura del euro y lo absurdo que es aislarse de Europa, principal mercado británico. 'Cuando estemos seguros de que el euro es beneficioso para nosotros no será difícil convencer de ello a la ciudadanía. Pero la decisión final está en manos de los votantes', afirmó Brown con aplomo. Con menos énfasis del habitual en temas europeos, Charles Kennedy, jefe de los liberal-demócratas, añadió que apoyaba la moneda única porque, de momento, parece sinónimo de prosperidad para el Reino Unido. Unas declaraciones contenidas que, sin embargo, no traicionan el europeísmo del tercer partido británico.
A pesar de su apego a las esencias nacionales representadas por un billete con la efigie de la reina Isabel II, los conservadores británicos tampoco niegan que, de ganar las elecciones del próximo 7 de junio, su rechazo al euro sería frontal sólo durante los cinco primeros años de legislatura. A partir de entonces las cosas podrían cambiar. Para los analistas financieros, que ayer hicieron toda clase de cábalas sobre su llegada, ésta no será usada en el Reino Unido en breve, cualquiera que sea el resultado de los comicios. Si ganan de nuevo los laboristas, aseguran, el referéndum podría convocarse en 2002. Un sí al euro pondría en marcha la maquinaria política de su aceptación para el año 2004, pero no estaría en los bolsillos del británico medio hasta un año después.
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