La voz pirata de los colonos
La Intifada ha convertido la radio clandestina de los asentamientos judíos en una de las de mayor audiencia
Arutz Sheva, la radio pirata de los colonos, se ha convertido, gracias a la Intifada palestina, en una de las emisoras de máxima audiencia en Israel. Paradójicamente, sus programas no pueden ser escuchados, por razones técnicas, por su audiencia natural, la población de los asentamientos de Cisjordania y Gaza. Nunca la voz de los colonos había sido tan poderosa e influyente. La emisora de radio Arutz Sheva, fundada en 1987 por el colono judío Yakov Katzavs, es ya una institución en Israel. Su consagración como una de las estaciones más escuchadas del país lo ha conseguido en los últimos ocho meses gracias a sus programas informativos, en los que se difunden minuto a minuto los sucesos e incidentes de la Intifada. 'Damos más información y llegamos antes que las emisoras de la radio estatal israelí', aseguraba ayer David Sebban, uno de los periodistas de a pie de la cadena, en la puerta del locutorio, mientras daba los últimos retoques al boletín de noticias.
El secreto de su éxito es simple: una amplia red de corresponsales distribuidos en cada uno de los 170 asentamientos del país asegura a los servicios de Arutz una información puntual sobre lo que sucede en los territorios autónomos, sobre todo cuando se trata de ataques palestinos. Arutz Seva cuenta con una plantilla de un centenar de personas que trabajan de manera autónoma en cada uno de los cuatro principales servicios: hebreo, ruso, inglés y francés. Las grandes estrellas de la estación son, sin embargo, sus páginas web y los servicios a través de Internet, que se pusieron a caminar poco antes de que estallara la revuelta.
Incomprensiblemente, esta emisora de radio, dirigida a la sociedad de los colonos -más de 200.000 habitantes-, no puede ser escuchada por razones técnicas en los asentamientos judíos, especialmente en los de Cisjordania. La audiencia la ha conseguido de forma titánica en el interior del Israel limpio, en las ciudades de la costa que van desde Haifa a Askhelon, combatiendo palabra contra palabra con las poderosas emisoras estatales: Voz de Israel o la Radio Militar.
Las dificultades de la emisora Arutz Sheva para hacerse oír en sus propios asentamientos es un problema -por ahora difícilmente solucionable- vinculado a su propia fragilidad política y legal: sus instalaciones son piratas. La ley aprobada hace poco más de cuatro años por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, que vislumbró la posibilidad de legalizar la emisora, se encuentra desde hace meses bloqueada ante el Tribunal Supremo como consecuencia de un recurso impuesto por cinco diputados de la izquierda capitaneados por el número uno del partido laico Meretz, Yosi Sarid.
Los estudios clandestinos de Arutz Sheva se encuentran en el interior del asentamiento de Bet El, a las puertas de Ramala, muy cerca de uno de los escenarios más duros y agresivos de la Intifada: el cruce del hotel City Inn. Una población de fanáticos judíos, compuesta por más de 4.000 personas, el censo del enclave, se ha convertido en verdadero escudo humano de la radio. Esta guardia pretoriana está reforzada permanentemente por uno de los destacamentos militares más numerosos y pertrechados de la zona. Cien kilómetros al oeste se encuentra el resto de sus instalaciones: un barco pirata con cuatro grandes antenas. Navega por las aguas internacionales, frente a las costas de Tel Aviv. Su misión es rebotar la voz de los colonos.
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