El sacrificio español

El Gobierno español está cruzando la estrecha línea que existe entre la lucha por los intereses nacionales legítimos y el chantaje a la Unión Europea. Teme que la ampliación de la UE le cueste cara si una gran parte de los fondos estructurales se dirige a miembros más pobres. Por ello, está bloqueando las negociaciones de ampliación con la esperanza de asegurarse alguna garantía de ayuda tras el año 2006.

(...) España quiere que se revise el actual convenio, pues defiende que las regiones más pobres seguirán siendo igual de pobres en términos absolutos. (...) El presupuesto de la UE deberá indudablemente haber crecido para el año 2006, pero sería equivocado esperar que los miembros más ricos doblaran sus contribuciones. España, Portugal y Grecia deben aceptar, como lo hace Irlanda, que las ayudas que reciben se verán reducidas como reflejo de su relativa riqueza.

Pero España no lo ve así. Quizá José María Aznar crea que puede emular a Felipe González arrancando más dinero a sus colegas europeos. Pero los días de la generosidad infinita de Alemania se han acabado. La solidaridad significa beneficios, pero también el reparto de los costes de ampliación.

Aznar quiere dar a España un mayor peso en la UE mediante la defensa de una economía más liberal y competitiva, lo cual no encaja con su adherencia a la filosofía de los años ochenta de las ayudas públicas. España ha disfrutado durante 15 años de la solidaridad europea, por lo que su capacidad para asumir ciertos sacrificios por Europa constituye una prueba de su madurez política.

Londres, 16 de mayo