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Elecciones en el País Vasco

IU se compromete a no gobernar con el PNV si el PSE se queda fuera

Carlos E. Cué

El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, prometió ayer formalmente que la coalición que dirige no participará en un Gobierno con el PNV si los nacionalistas no incluyen al PSE. Este último partido anunció su intención de pasar a la oposición, por lo que, si IU cumple su promesa, el PNV tendrá que gobernar en solitario y buscar los acuerdos necesarios en cada caso para sacar adelante sus proyectos. Javier Madrazo, coordinador de IU en el País Vasco, apostó también por un Ejecutivo PNV-PSE-IU, aunque no fue tan tajante como su teórico jefe a la hora de descartar su entrada en un Gobierno sólo con los nacionalistas.

¿Por qué Madrazo puede permitirse el lujo de no descartar una fórmula que la dirección federal aborrece? Básicamente, porque es uno de los grandes triunfadores de estas elecciones. Y la legitimidad que le otorgan los tres diputados logrados y los 78.448 vascos que le han apoyado -7.384 más que en 1998- le permite disponer de una gran autonomía de maniobra. Ya la tenía cuando estaba mucho más cuestionado, pero entonces la había tomado al asalto y ahora la disfrutará por derecho. Nadie se atrevería a abrir una crisis contra alguien tan reforzado.

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Madrazo, líder de Ezker Batua desde 1994, proviene del mundo de los cristianos de base. De ellos han heredado la apuesta inequívoca por el diálogo 'sin exclusiones', con todos, incluida EH si ETA deja de matar. Pero también la incapacidad de gestionar la discrepancia interna. Más de un 40% de su organización está desvinculada de la línea política que sigue por excesivamente próxima a los nacionalistas. Y desde que llegó a la cúpula, no ha parado hasta barrer de su camino a todo aquel que no le obedecía.

La mayor habilidad que le reconocen quienes se han acercado a él es que ha sabido mantener unida a una confusa amalgama de gentes que forman la mayoría con la que domina IU-EB. Desde los cristianos de base hasta los más radicales de la corriente Batzen, a todos les une el apoyo a Madrazo. Surge así una fuerza que tiene muy poco que ver con lo que es IU en el resto de España. Si el PCE es hegemónico en casi todas las federaciones, aquí está fuera de juego. Si los independientes desempeñan un papel cada vez menos destacado, en Euskadi su apoyo es fundamental. Y, sobre todo, IU tiene en el País Vasco, gracias a Madrazo, un tinte nacionalista del que carece en cualquier otro lugar del país. Y ése ha sido uno de sus grandes logros, porque ha logrado, con ese perfil, atraerse los votos de EH necesarios para llegar al éxito. Prueba de ese tinte nacionalista de Ezker Batua es el fin de fiesta que tuvieron sus seguidores en la noche electoral. En medio de la euforia, un nutrido grupo de madrazistas cantó delante de todas las televisiones el Eusko Gudariak (soldados vascos), un himno habitual en todos los actos de EH.

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