El Sur está aquí mismo
Una muestra de fotos en la Casa de América invita a descubrir de qué país es la miseria retratada
Un juego descorazonador es lo que propone la Casa de América a los visitantes de la exposición Ver-nos: descubrir a qué parte del mundo pertenece la miseria retratada en las fotografías. A saber: un hombre -¿o es una mujer?- pasmado por el frío, aguardando la calderilla de los transeúntes al pie de unas escaleras; una tienda cuya fachada, gastada y pobre, contrasta con el adorno publicitario de una coca-cola gigantesca, símbolo del capital; un patio interior oscuro con tejadillo; una casa baja cuyos inquilinos han colocado la lavadora y otros bártulos domésticos en medio de la acera; chabolas; vertederos; aceras resquebrajadas; mensajes reivindicativos en las paredes -'Sin justicia, no hay paz', '¡Presos, la cárcel no reinserta, destruye!'-; gente durmiendo en la calle, ajena al trajín de la ciudad; una mujer de mirada lánguida, pidiendo limosna con un escaparate de rebajas como fondo, o un limpiabotas con gorra y brío que se resiste al ajuste de cuentas del tiempo.
Las ilustrativas fotografías son obra de simples aficionados, los alumnos del curso de Educación para el Desarrollo en Iberoamérica, que se propusieron retratar el sur de cualquier parte del mundo con las cámaras de usar y tirar que les regaló la firma Kodak. Bajo cada foto, los visitantes pueden colocar la pegatina con el nombre del país supuestamente reflejado: España, Perú, República Dominicana, Colombia y Bolivia son las opciones.
'Lo triste es que estas imágenes de la miseria podrían estar tomadas en cualquier sitio', lamentaba un joven visitante de mochila y conciencia activa. La gente duda, de hecho, y la incredulidad es enorme cuando comprueba, delante del ordenador, el nombre real del lugar inmortalizado: La Ventilla, Vicálvaro, Moncloa, Chueca, Móstoles, Lavapiés, Sol, Atocha, Bravo Murillo, San Bernardo o Aravaca. O sea, la Comunidad de Madrid. La exposición Las miradas a través... Ver-nos pretende, según apunta la comisaria, Myrna Rivera, 'desvelar, de manera lúdica e interactiva, que en todo país que se considere del Norte existe también un Sur, un territorio que la mayor parte de los habitantes del supuesto Norte sitúa lo más lejos posible de su entorno geográfico, de su realidad'. De ahí que la primera reacción, la defensiva, sea la de cerrar los ojos a las penurias. 'Las pupilas de sus conciencias prefieren mirar hacia otro lugar: mientras más distantes, menos les hiere', comenta la organizadora. Curiosamente, esa actitud evasiva es más común entre los visitantes extranjeros, según una de las jóvenes que atienden al público en la sala. Por el contrario, quienes entran en el juego salen con una sensación de amargura y derrota, como si acabaran de recibir un puñetazo. 'Queremos que consigan comprender que en una foto se conjugan, de forma indisoluble, tanto la mirada de quien la ha captado como la del que observa y la interpreta. Gracias a ese intercambio de miradas nos enriquecemos los unos y los otros', subrayan los promotores. 'Queremos inquietarles y, si es posible, concienciarles. Les invitamos, sin más, a ver-nos, a mirarnos a través y a que nos sintamos parte de una misma comunidad humana, la de todos', remacha Rivera.
La muestra invita a los visitantes a rellenar un cuestionario con las sensaciones experimentadas durante el corto pero intenso paseo fotográfico por las estrecheces y el ahogo cotidianos. Incluye preguntas como '¿qué fotografía le ha conmovido más?', si le parecen 'tristes y deprimentes' las imágenes, si transmiten pobreza o ignorancia, si el problema es que la gente 'no quiere superarse' o si aún hay tiempo 'para transformar el mundo'. Con el resultado, los propulsores de la exposición van a elaborar un estudio sobre 'la mirada' del gentío.
Las miradas a través... Ver-nos, hasta el 30 de mayo, en la Casa de América (paseo de Recoletos, 2; metro Banco de España). De 11.00 a 20.00. Gratis.
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