Mayor Oreja, el listo
El ex ministro 'fue capaz de establecer juegos de palabras eficaces y significativos a la vez'
Mayor Oreja cayó en el vicio lingüístico de las 'prioridades' tres veces, una menos que Ibarretxe. Puede parecer poco desde el punto de vista aritmético, pero desde el neurológico representa un abismo. De hecho, fue capaz de establecer juegos de palabras que resultaban eficaces y significativos a la vez, como cuando a la pregunta sobre las nuevas competencias respondió que de lo que se trataba, 'más que de asumir competencias, era de ser competente'. Y añadía: 'De ser competente frente a la violencia callejera. De asumir las competencias de las políticas activas de empleo. De ser competente en la mejora de las relaciones con las demás comunidades. De asumir las transferencias relativas a formación e inserción laboral. De ser competente para que no haya tantos vascos con miedo en nuestras calles'. Todo un programa inteligible y necesario, en fin, colocado al rebufo de un pequeño acierto verbal. ¿Ven lo que decíamos de las neuronas?
El problema de esos aciertos es su mecanización. Y Mayor Oreja no sorteó del todo este peligro. Así, a la pregunta sobre la despenalización de algunas drogas, respondió que había que ir a 'políticas de prevención; a políticas educativas; a políticas informativas'. Uno está completamente de acuerdo con esa fórmula, que se puede aplicar a las drogas y a la gastronomía, indistintamente, pero la pregunta era si estaba dispuesto a legalizar algunas drogas. Mayor Oreja no sólo no respondió, sino que remató la argumentación con el siguiente cliché: 'El problema es mucho más profundo que la mayor o menor permisividad legal'. Cuando alguien dice que el problema es más complejo de lo que tú lo presentas (un tic izquierdoso antediluviano), estás ante un listo, y el problema de los listos es que a veces se pasan. Y que van a lo suyo. Créetelo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.