PP y PSE piden en el cierre de campaña el voto de los nacionalistas desengañados
La coalición PNV-EA busca una victoria suficiente para no depender de otras fuerzas
Tanto el aspirante popular, Jaime Mayor Oreja, como el socialista, Nicolás Redondo Terreros, instaron a que mañana acudan a las urnas aquellos ciudadanos que habitualmente les apoyan en los comicios generales pero les niegan su voto en las autonómicas. El PP, por ejemplo, obtuvo en las últimas generales del año pasado 70.000 votos más que en las autonómicas de 1998; el PSE, 46.000 más. Ambas formaciones quieren recuperar ese granero y, para no quitarse votos uno a otro, hincar el diente en el electorado peneuvista.
De ahí sus llamamientos explícitos a los nacionalistas moderados que hayan quedado desencantados por el rumbo soberanista que el PNV tomó con el Pacto de Lizarra. 'Cuanto más clara y limpia sea la mayoría, más libertad y futuro tendrá el País Vasco', enfatizó Mayor, quien pidió expresamente el apoyo de los nacionalistas 'que se sienten antes demócratas que nacionalistas'. Redondo además espera pescar en aguas de IU.
Una alta afluencia a las urnas, superior a la de los pasados comicios autonómicos de 1998 (70,64%), es una de las bazas en las que confían ambos partidos para arrebatarle, por vez primera en 20 años, el Gobierno de Euskadi al PNV. Fuentes del propio Ejecutivo autónomo dan por sentado que la ciudadanía se va a movilizar el domingo mucho más que en anteriores ocasiones y apuntan que la participación podría aproximarse al 75%.
Un indicio de ello puede ser el voto a distancia. Un total de 74.851 ciudadanos han votado por correo, según los datos 'casi definitivos' facilitados ayer por el organismo postal, que tenía pendientes de recibir papeletas de algunas pequeñas oficinas. El plazo para votar por correo concluyó en la noche del pasado jueves. Esa cifra supone un aumento del 156,3% sobre los 29.202 votos del periodo similar de los pasados comicios. Otros 6.582 electorales han votado en el extranjero (por un total de 4.155 en el 98).
Alternancia en el poder
Los dos partidos constitucionalistas cerraron campaña remachando la necesidad de una alternancia en el poder que asegure la libertad de los vascos (el relevo es una 'obligación democrática', dijo Aznar). Mientras, el PNV se esforzó en reducir la lid a una pugna entre Ibarretxe (un 'abertzale demócrata', se autodefinió el lehendakari) y Mayor (el 'ministro de la ley de Extranjeria'), y en recalcar que si pierden el Gobierno los nacionalistas, los vascos perderán las conquistas de dos décadas de autogobierno. Quien mejor encarnó este espíritu del PNV fue su presidente, Xabier Arzalluz, quien, tras arremeter contra la mayoría de los medios de comunicación, enfatizó. 'Nos quieren echar de nuestro gobierno'.
El Departamento vasco de Interior espera facilitar una primera estimación de los resultados finales en torno a las 21.10 del domingo sobre los resultados ya escrutados de una serie de urnas y datos al 40% del escrutinio unos 20 minutos después. Para las once de la noche asegura que habrá cerrado el recuento. La consejería de Interior ha invertido más de 600 millones de pesetas para montar toda la infraestructura tecnológica y humana precisa.
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