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Cambiar de casa

Oriol Badell no imaginaba en 1994, cuando se instaló en su dúplex del número 55 de la calle del Maquinista, en plena Barceloneta, que las nuevas tecnologías le complicarían la vida. Sus males, asegura, empezaron en diciembre de 1999, justo en el momento en que, según supo después, una empresa de telefonía plantó en la azotea de su casa una antena.

En los meses siguientes empezó a padecer insomnio, que atribuyó a su edad (52 años), y dolores en las articulaciones, zumbidos en los oídos y una serie de perturbaciones que jamás había tenido antes. Preocupado, decidió hacerse análisis médicos para salir de dudas. Los resultados de todos fueron concluyentes: no había nada anormal.

En junio de 1999 sitúa Badell el momento más crítico: su presión sanguínea se descompensó, tenía malestar intestinal y los zumbidos se hicieron insoportables. Harto de sentirse extraño en su cuerpo, decidió, a su pesar, abandonar su 'precioso dúplex' y se acomodó provisionalmente en casa de un familiar, en la calle de Salamanca del mismo barrio.

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Allí notó cierta mejoría. Ahora se ha trasladado a Gràcia y afirma que su salud ha mejorado sensiblemente, aunque admite que le ha quedado una secuela: 'Ahora soy hipersensible a los sonidos que producen determinados aparatos electrónicos'. Por lo demás, aunque continúa yendo de visita a la Barceloneta, se siente mucho mejor y dice haberse librado de aquella sensación de malestar general y zozobra que era muy rara en él.

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