¡Trinidad sobre puntas!
Sí. La soriana otra vez sobre sus zapatillas de punta. Es ya una fiesta, y es, al mismo tiempo, duro decir de Trinidad Sevillano aquello de "el que tuvo, retuvo". Pero es así. Ella es joven aún. Su técnica no resplandece como antaño, pero se la ve fuerte, entregada, con ese halo sentimental que la hizo una Giselle inolvidable o una Julieta capaz de conmover a todos. La pieza de Ullate explora en su parte más frágil, se acerca a la interiorización del amor y las soledades y se la ve con placer a la vez que con un cierto regusto de amargura. Trinidad transmite muchas emociones y mucha vida. Será siempre una gran artista. Su (*CF13*)arabesque(*CF*) de cristal está aún perfecto, pulido.
De alguna manera las dos grandes compañías de danza de Madrid, la Nacional y la regional (Duato y Ullate), siguen caminos paralelos en intenciones estéticas: el interés por lo étnico, el gusto de los jóvenes coreógrafos emergentes, la buena calidad de los intérpretes, la siempre presente herencia de la escuela holandesa de ballet moderno (mientras en la CND ese acento viene de la mano de Kilian, en el BCM se siente más Hans van Manen). Es lógico. Y son influencias bien asimiladas que han ayudado a empastar una presencia escénica agradable.
Tríada de creadores
Nils Christe es generacionalmente junto a Naharin y Duato, la tríada de buenos creadores de danza que surgen en la segunda generación del Nederlands Dans Theatre. Tres voces muy distintas y distintivas (un holandés bastante errante, un israelí trotamundos y un valenciano cosmopolita). Y los tres parten de haber sido buenos bailarines fogueados en una intensa ola de invención coréutica. Así, Christe tiene un vocabulario rico con un entendimiento intelectual del virtuosismo y un acento dramático que le caracteriza. Esta obra, 'Before night fall', que ahora repone el BCM y que ya fue su carta de presentación hace años cuando la compañía madrileña empezó a viajar al extranjero, la creó Nils Christe para el Ballet de la Ópera de París, y de ahí sus grandes exigencias, su complejidad, su ritmo endiablado que pone a los bailarines en la cuerda del peligro y hasta el abatimiento.
Recuerdo perfectamente la energía escénica de 'Before'... cuando la estrenaron en las filas de Ullate unos jovencísimos Jesús Pastor, Ángel Corella, Tamara Rojo, María Giménez, Lucía Lacarra e Igor Yebra, entre otros. De aquella distribución original hoy solamente vemos en el escenario del Albéniz a Ana Noya, Carlos López y Víctor Jiménez, todos espléndidos. El resto ha volado hacia el éxito internacional, que debe entenderse como un elogio. También se vio 'Musa', una obra creada a la medida y posibilidades de Rut Miró, y 'Éxodos', donde Orive sigue intentando cuajar un lenguaje coreográfico que no acaba de encontrar senda clara. Los bailarines son buenos y fogosos y el público les recompensó con largos bravos.
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