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Un estudio revela que 160.000 chavales viven en la pobreza

Urra explica que el objetivo del estudio, finalizado en mayo de 2000 y entregado al Defensor meses después, es 'hacer una radiografía del problema para buscar su modificación'. 'Si no erradicamos la pobreza extrema estamos dejando como herencia a los niños que la padecen la incapacidad para salir a flote en el futuro', dice. El círculo de la pobreza se comprueba en algunos datos del informe; por ejemplo, en que un tercio de los menores pobres son hijos de analfabetos.

'El Instituto de Realojamiento e Integración Social [IRIS] desempeña una magnífica labor desmantelando poblados chabolistas y prestando apoyo social a sus moradores. Pero quizá haya que activar más ese trabajo, porque el tiempo de la infancia es muy corto, y, si un asentamiento dura 10 años, va a haber niños que se críen en él, con las limitaciones que eso supone', añade Urra.

'También nos preocupa lo que de cultural tiene esa pobreza, y estoy pensando, por ejemplo, en el caso de la familia de Jonathan [el niño gitano chabolista que fue hallado muerto en San Fernando de Henares en circunstancias no aclaradas], que cuando se buscó un piso para realojarla no se atrevió a dar el paso', concluye el defensor. La renta per cápita media en Madrid es de 100.000 pesetas mensuales, una de las más altas de todo el Estado. Se considera pobres a las familias cuya renta per cápita es un 50% inferior a esa media; es decir, por debajo de 50.000 pesetas.

El 44% de los menores pobres habita en viviendas en buen estado; el 40%, en casas con deficiencias, y el resto, en moradas 'infrahumanas'. En Madrid hay 3.600 chavales en chabolas y 3.700 en infraviviendas; es decir, en casas de baja calidad por su reducido tamaño, su aislamiento o la falta de servicios básicos (luz, agua, retrete...) Según los autores del estudio, otros 12.000 chicos residen también en pisos con malas condiciones de habitabilidad, aunque sus carencias no sean tan visibles como las que se dan en un poblado chabolista. El 88% de estas situaciones extremas se da en la capital.

Villa de Vallecas, Fuencarral-El Pardo y Villaverde son los distritos con mayor número de menores en chabolas. En ellos se encuentran algunos de los mayores núcleos de chamizos de la región, como El Salobral (Villaverde), Pitis (Fuencarral) o el Pozo del Huevo y Las Barranquillas (Vallecas Villa).

En la región hay 20.000 menores sin retrete en su domicilio, 36.000 que no tienen agua caliente, 15.000 sin agua corriente y 9.000 sin luz eléctrica. Otros 16.000 viven hacinados en casas donde cada miembro de la familia dispone de menos de 10 metros cuadrados. Estas pésimas condiciones de vida favorecen el absentismo y el fracaso escolar. Hay 5.600 menores pobres en edad lectiva (de seis a 16 años) que no van a la escuela y 9.300 con una educación 'extremadamente deficiente'. En el aspecto sanitario, Edis ha hallado menos problemas y destaca que la salud de estos chicos 'es, en general, buena; las enfermedades y minusvalías afectan a un 2% o un 3% de los chavales pobres'.

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Paro e injusticia social

Los padres de estos chicos son conscientes de su situación y se muestran desesperanzados, ya que, aunque recurren a los servicios sociales y ONG, ven difícil solución a sus males. Creen que su pobreza no se debe ni a la pereza ni a la incultura, 'sino al paro y a la injusticia social'. En el 60% de estas familias sin recursos hay algún desempleado en edad laboral.

Carmen García Rojas, diputada regional del PSOE, considera necesario incrementar la red de servicios sociales y potenciar las empresas de inserción (integradas por personas marginadas del mercado laboral). 'Los servicios sociales están saturados, los profesionales no dan abasto, y eso impide realizar un seguimiento adecuado a las familias', afirma. 'Las empresas de inserción, cuya utilidad se ha visto en países como Francia, carecen en España de una legislación que las ampare y que les dé, por ejemplo, ventajas fiscales que permitan su implantación. Ahora, para estas entidades es difícil subsistir', apostilla García Rojas.

Esta diputada considera también que el IRIS debería incrementar los programas de apoyo social a los chabolistas antes y después de los realojamientos. 'Se está trasladando a los chabolistas a pisos de barrios populares en los que existen numerosas carencias. Si no se interviene para facilitar la integración y el empleo, esos vecindarios pueden acabar estallando', concluye.

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