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LA CRÓNICA | SOLEDAD GALLEGO DÍAZ
Columna
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Una dosis de recuerdo

El atentado de Zaragoza deja a Arnaldo Otegi sin estrategia política y obliga al PNV a hablar de terrorismo

Soledad Gallego-Díaz

Confirmada la peor de las posibilidades, ETA ha irrumpido en la campaña electoral vasca para demostrar que no está dispuesta a que se olvide su presencia y su capacidad de coacción. Los efectos electorales de un atentado o asesinato son siempre difíciles de predecir, pero en este caso hay dos consecuencias claras, al menos para el desarrollo de los próximos días.

La primera es que Euskal Herritarrok se ha quedado sin estrategia y que todos los intentos de Arnaldo Otegi para introducir, a trancas y barrancas, elementos políticos en el discurso de EH (ofertas de negociación poselectoral con el PNV y anuncio de que acudirán a la sesión de investidura en el Parlamento) han saltado por los aires, por decisión unilateral de la banda terrorista. Habrá que ver si, además, este asesinato hace que se acentúe todavía más el trasvase de voto de EH al PNV, que ya habían detectado prácticamente todas las encuestas.

La dirección del PNV no ha dado hasta ahora ninguna señal de reconocimiento de los guiños de 'unidad de los demócratas' que lanzan algunos socialistas

La segunda consecuencia de este asesinato es que el PNV y Juan José Ibarretxe se van a ver obligados a hablar de la violencia y el terrorismo político vasco, un debate en el que el candidato se mueve con dificultad y del que ha venido huyendo como de la peste.

Nadie había descartado la posibilidad de un atentado como el ocurrido en la tarde de ayer, pero según iban pasando los días, todos los protagonistas de la campaña iban ganando un poco más de confianza y tranquilidad. La noticia del asesinato de Giménez Abad sacó a todo el mundo de ese 'paraíso'. La frase del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, 'nos han dado una dosis de recuerdo', describió muy acertadamente el sentimiento de la mayoría de los cuarteles electorales.

El lehendakari fue el primero en comparecer en la televisión vasca para expresar su condena y solidaridad con la víctima y su partido. Ibarretxe pidió a los ciudadanos que acudan a 'las concentraciones habituales' y aseguró escuetamente que, por encima de las diferencias políticas, los partidos 'están unidos en defensa de la vida'.

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Ibarretxe intentó, patentemente, mantener un tono calmado y un lenguaje frío. Ésta ha sido la tónica de estos días y es muy difícil que un candidato y partido consideren necesario modificar su campaña a mitad del recorrido. Falta por ver si los acontecimientos le obligan a introducir nuevos mensajes y algo más de vigor en el debate sobre el terrorismo político y los compromisos de su partido para combatirlo.

Los tiros que han acabado con la vida del presidente del PP en Aragón van a poner también algo de sordina y dificultad en los mensajes que venían enviando al PNV estos últimos días algunos dirigentes socialistas. Los guiños en torno a la voluntad del PSOE de buscar e impulsar en Euskadi 'la unidad de los demócratas' (algo de lo que se habla en el programa electoral socialista) adquirieron más fuerza con las intervenciones de Felipe González (el pasado sábado) y del secretario general del partido, José Luis Rodríguez Zapatero, ayer mismo, en San Sebastián, por la mañana.

Hay que decir que esos guiños sobre una eventual recuperación de los contactos entre nacionalistas y no nacionalistas no habían obtenido hasta ahora la menor señal de reconocimiento dentro de la dirección del Partido Nacionalista Vasco. Los mensajes parecen dirigidos a los simpatizantes o votantes del PNV que aparecen en todas las encuestas publicadas con un perfil dividido: la mayoría dice que sus grandes prioridades son, por este orden, el entendimiento entre nacionalistas y no nacionalistas, acabar con ETA y con la lucha callejera, y garantizar eficazmente la vida y seguridad de todos los ciudadanos vascos. Esos mismos votantes son bastante más modestos cuando tienen que valorar la capacidad de su propio partido para hacer frente a esas tres prioridades.

El desajuste se ha venido produciendo, posiblemente, porque el simpatizante del PNV no ha escuchado en esta campaña nada que tenga que ver con esos objetivos. Ayer incluso, el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, que reapareció ante sus votantes en una ciudad de perfil tan moderado como Vitoria, y que habló durante 55 minutos (igual que Ibarretxe), empleó la mitad de su discurso en atacar a Mayor Oreja y la otra mitad, al colectivo ¡Basta Ya! y especialmente al filósofo Fernando Savater. La furia que provocan en la dirección del PNV personas como el pintor Ibarrola, el poeta Vidal de Nicolás y catedráticos como Mikel Azurmendi o el propio Savater ha sido una de las características más llamativas de esta campaña. Quizás ahora que ETA ha vuelto a matar, el lehendakari decida poner un poco de orden en las prioridades de sus mensajes.

LA CRÓNICA

Soledad Gallego-Díaz

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