El referéndum sobre Berlusconi
Sostiene Antonio Tabucchi -en carta al presidente de la República italiana publicada en EL PAÍS el 22 de abril, pero vetada en dos importantes diarios italianos en los que regularmente colabora- que su país es un caso singular en la Unión Europea. Singularmente negativo. Lo es, según él, por razones sociológicas (Mafia y terrorismo), cultural-religiosas (acuerdos sui géneris con el Vaticano impropios de un Estado laico) y políticas (se permite que una persona, propietaria, entre otras cosas, de cadenas televisivas y periódicos, actúe en nombre del interés público y llegue a presidente del Gobierno).
Italia votará -igual que el País Vasco- el próximo 13 de mayo. Y al día de la fecha -y al igual que en el País Vasco, aunque por razones distintas y de distinta naturaleza- la campaña electoral está prácticamente concentrada en un solo asunto. Si en Euskadi el definirse o no en contra de la violencia terrorista es el tema fundamental que empequeñece todos los demás, en Italia -gracias o por culpa de The Economist- pareciera que el 13 de mayo ha de celebrarse un referéndum: Berlusconi, sí o no. La publicación británica emitió el 28 de abril un veredicto contundente: el candidato de la derecha italiana, Silvio Berlusconi, que ha sido recientemente investigado por blanqueo de dinero, conexiones con la mafia y evasión fiscal, entre otros delitos, es inadecuado para dirigir el Gobierno de ningún país y mucho menos el de una de las democracias más ricas del mundo.
Tal juicio, basado en documentados informes, y otros similares que días después han emitido algunos otros medios de comunicación europeos, no cogen desprevenida a la opinión pública italiana. Sin embargo, eleva el debate electoral y político a cotas de máxima acidez y virulencia y da armas de naturaleza diferente a la derecha y a la izquierda.
De alguna manera, el alegato editorial de The Economist es de carácter moral. Moral individual referida al candidato Berlusconi (inadecuación de alguien que, al menos hasta ahora, no está dispuesto a separar el interés público de sus negocios privados) y moral colectiva de una sociedad, la italiana, que consiente una situación tal. Pero este alegato llega cuando una significativa parte de esa sociedad, la mayoría, aunque no únicamente, de centro-izquierda, ya se ha declarado en estado de emergencia moral al grito de 'salvemos de Berlusconi al Estado de derecho' y denuncia el riesgo que corre la democracia si aquél triunfa. Destacan en este empeño, entre otros muchos, el filósofo Norberto Bobbio, el historiador Garante Garrone, el jurista Pizzorusso, el cineasta Roberto Benigni, la científica y premio Nobel Rita Levy Montalcini, el propio Tabucchi. Sin olvidar a un decente gran hombre de derechas, el maestro de periodistas e historiador Indro Montanelli, que sufrió en sus propias carnes las malas artes del Cavaliere y asegura que no podría dormir si ganase, razón por la cual votará al Olivo.
¿Drenará sus posibilidades electorales lo que Berlusconi denomina 'campaña de la Internacional de la basura y la calumnia'? El filón a explotar es el carácter foráneo de las críticas. Así, Berlusconi ya se ha referido en Sicilia a 'estos extranjeros' y los suyos se indignan porque el ataque 'venga del extranjero'. ¿Habrá hecho The Economist un flaco favor a Italia, madre cofundadora de las Comunidades Europeas, con una población mayoritariamente eu-ropeísta, integradora e incluso muy favorable a la ampliación de la UE? Esperemos que el atavismo nacionalista sea residual y que el sentido común y de la supranacionalidad prevalezcan.
Emilio Menéndez del Valle, eurodiputado, fue embajador de Espña en Italia de 1987 a 1994.
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