Víctimas del terrorismo piden al Papa 'el amparo que no reciben en España'

Tres representantes de dos asociaciones de víctimas del terrorismo visitaron ayer al papa Juan Pablo II, a quien solicitaron una condena de los nacionalismos excluyentes y su intercesión para que cese la ambigüedad del clero vasco sobre la violencia de ETA en Euskadi. 'Buscamos aquí el amparo que no recibimos en España', subrayó Juan Antonio Corredor, de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). La diplomacia vaticana procuró mantener la visita, incluida en la audiencia general de los miércoles, con un perfil bajo.

La presencia de los tres representantes no fue mencionada en voz alta como la de otros colectivos ni constaba en la lista oficial de los principales asistentes a la audiencia. La relación, trágicamente larga, de víctimas de ETA está integrada sobre todo por católicos que no se sienten suficientemente arropados por su Iglesia. Por eso se presentaron en Roma Corredor, de la AVT, Ana Marí Negro y Vicky Uriarte, del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco.

El reproche es esencialmente que 'la iglesia vasca no ha hecho nunca una condena explícita de ETA'. 'Ha condenado el terrorismo en general', puntualizó Uriarte, 'pero es ETA la que siembra el terror y hay que nombrarla'. 'Existe incluso una organización de sacerdotes que apoya a ETA, Herri Elisa 2000', precisó Corredor. 'Eso sin contar con que se habla de pedir perdón, pero nunca se ha exigido el arrepentimiento de los terroristas', añadió Negro.

'Hay demasiado corporativismo en la Iglesia española, demasiada ambigüedad, se necesita más claridad sobre esta cuestión', añadió Corredor. 'Ha habido prelados como García Gascó, monseñor Estepa, monseñor Amigo o el cardenal Rouco que han transmitido un mensaje duro e inequívoco de condena, pero son casos aislados'. Contra lo previsto, no se entregó a Juan Pablo II ningún documento sobre la situación en Euskadi. 'Hemos preferido explicárselo de palabra', dijeron y añadieron que notaron especial calor y comprensión en el gesto del Papa al bendecirles. Luego almorzaron en la embajada de España ante la Santa Sede. Estaba previsto que asistieran representantes del Vaticano cuya identidad no fue precisada.