El fiscal pide cinco años para los acusados por el 'caso del gas' de San Fernando
Un padre y dos de sus hijos murieron a causa de una caldera defectuosa
Entre los ocho acusados están los dos constructores del piso, el arquitecto y el aparejador que hicieron el proyecto de las viviendas, el ingeniero que firmó el proyecto de calefacción y los tres inspectores de Gas Natural que, una vez instalada, revisaron en tres ocasiones la caldera y dieron su visto bueno. Además, el fiscal reclama una indemnización de 90 millones para María, su madre y su hermano Sergio por la pérdida de sus familiares.
En la última sesión del juicio, los 19 abogados de los acusados defendieron a sus respectivos clientes responsabilizando a los demás imputados. La defensa de los constructores alegó que cumplieron su obligación al asesorarse con el arquitecto, el aparejador y el ingeniero. Los del arquitecto y el aparejador argumentaron que no se les pidió un proyecto de pisos con calefacción de gas, sino eléctrica, y que el gas se colocó después de que ellos abandonaran la obra. El defensor del ingeniero adujo que su cliente fue el 'autor, pero no el ejecutor', del proyecto de instalación de la calefacción. El ejecutor no estaba imputado. Y los abogados de los inspectores alegaron que la normativa sólo les obliga a revisar las partes de la instalación que se pueden observar a simple vista. No podían, ni era su obligación -según sus letrados- darse cuenta de que dentro del tubo de evacuación de gases había otro de PVC .
El fiscal argumentó que la causa principal del siniestro fue que el tubo de evacuación de los gases de la combustión de la caldera estaba mal instalado. La rejilla de ventilación estaba parcialmente obstruida por el zócalo de los muebles de la cocina, y ello pudo contribuir al fatal desenlace. El ministerio público subrayó que el piso se había entregado a sus moradores con la instalación de gas puesta y, muy probablemente, con los muebles de la cocina como estaban el día del siniestro.
El abogado de la familia, Antonio Bardenas, extendió la petición de una pena de cinco años de cárcel a los dos técnicos que certificaron la instalación del gas desde la toma exterior hasta la del domicilio, para quienes el fiscal pidió dos años.
Los hechos ocurrieron el 24 de enero de 1996. Sergio, que entonces tenía 15 años, se sintió mal, y tras diagnosticarle un ataque epiléptico, le trasladaron al hospital de la Princesa, donde pasó la noche con su madre. Eso les salvó la vida a ambos. María se quedó en casa con sus otros dos hermanos -Javier e Isabel, de 14 y 13 años, respectivamente- y su padre, Sergio Pereira, de 42 años. El monóxido de carbono les adormeció. Se tumbaron y nunca despertaron. María se desvaneció junto a la puerta de salida y el aire que entraba por la rendija la mantuvo con vida hasta que les encontraron. Tanto Sergio como María sufren graves secuelas por el gas que inhalaron en la casa.
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