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El centro jiennense pierde los huevos incubados para reproducir quebrantahuesos

Técnicos de Cazorla esperan nuevas aves

La Junta de Andalucía, que se encarga del proyecto de reintroducción, confía en que la llegada de nuevas hembras ponedoras el próximo año pueda cambiar esta tendencia. El Centro de Cría del Guadalentín intenta la reproducción en cautividad desde 1998, pero hasta el momento no han conseguido que viva ningún pollo el tiempo suficiente para dejarlo en libertad por los montes del parque natural.

El personal técnico del Centro de Cría está estudiando ahora los motivos por los que en esta ocasión tampoco han nacido vivas las crías de quebrantahuesos, un ave que mide un metro o más desde el pico a la cola y que tiene más de dos metros y medio de envergadura. Se está investigando la posibilidad de que exista algún tipo de virus o infección que haya afectado a los dos huevos que surgieron de la puesta anual, según indicó la delegada de Medio Ambiente en Jaén, Mercedes Fernández.

En el Centro de Cría del Guadalentín ha vuelto el pesimismo, aunque ahora las esperanzas están puestas en la llegada de nuevas hembras. La delegada de Medio Ambiente resaltó que con una sola hembra en edad de criar es complicado que se puedan realizar puestas con éxito. Por eso los contactos con el centro de Austria, con más antigüedad y experiencia en la cría en cautividad, se centran en conseguir que el próximo año lleguen quebrantahuesos reproductoras.

Los dos huevos los ha puesto Zumeta, una quebrantahuesos que llegó al parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas procedente de Austria. Sus características personales impiden que sea ella la que incube sus propios huevos, porque los destroza. Este año la experiencia se ha centrado en conseguir que fuesen dos machos los que hiciesen este trabajo. En el Centro de Cría sabían que en cautividad dos machos podían llegar a emparejarse, por lo que ante la ausencia de hembras maduras intentaron hacer el experimento y se formó una pareja de machos que tendría como único objetivo incubar los huevos.

El Gypaetus barbatus, nombre científico de este animal, es un tipo de buitre que debe su nombre a que rompe los huesos, dejándolos caer desde gran altura para comerse la médula.

Es la única ave osteófaga (comedora de huesos) del planeta y actualmente es una de las más amenazadas del continente europeo.

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