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Columna
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República

El principio mágico que caracteriza a la monarquía, hoy ha sido transferido a la República Española. Cada año que pasa, aquel régimen derribado por los reaccionarios en 1939 al final de una guerra civil, va adquiriendo el carácter de un sueño con perfume de albahaca. La República tiene el prestigio de la primavera. En su inconsciente muchos españoles asimilan todavía los ideales de modernidad a los días claros y azules de abril. Esta ilusión no sería la misma si la República hubiera llegado en invierno bajo la helada. Existe una correspondencia fatídica entre las estaciones del año y las convulsiones políticas. El fascismo está muy emparejado con el verano. A lo largo del siglo XIX en España los golpes contra el progreso los dieron siempre unos espadones excitados por el sonido de las chicharras y si Primo de Rivera sacó el sable en septiembre cuando ya cedía el calor, Franco levantó el ejército africano un 18 de Julio favorecido por el sol terrible de la canícula que suele engendrar mucha tragedia. Por otro lado los revolucionarios siempre han elegido el otoño para sus explosiones de masas. En octubre de 1917 se manifestó Lenin al mundo con los bolcheviques y ese mismo mes de 1934 los mineros rebeldes de Asturias inventaron el burro cebado con dinamita. Frente a estos espasmos violentos, a la Segunda República Española la mece en la mente de los progresistas una brisa de abril como una flor lorquiana y a ella va unida la Institución Libre de Enseñanza y el regeneracionismo. Si se analiza de cerca este sueño, que tanta nostalgia provoca en algunos intelectuales, puede que se descubra en su interior alguna caspa en las hombreras de aquellos políticos ingenuos que todo lo ignoraban acerca de los cocodrilos. Después de todo el Himno de Riego no deja de ser una melodía un poco ratonera. Muchos españoles la asocian todavía con el caos. Pero la historia fenecida, como un espejo helado, va atribuyendo a la Segunda República la mitología que corresponde a la monarquía, mientras la monarquía actual, aun estando a merced del azar seminal, cada vez se hace más humana, rudimentaria y práctica gracias a la campechanía del monarca, al chaleco floreado de un yerno real, al desparpajo de una infanta o al placer del chismorreo. Hoy, 15 de abril, se conmemora la República y la Resurrección. El sepulcro da un taponazo y de él salta a la vez un dios y una memoria de albahaca.

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