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Suráfrica investiga la tragedia

Se acusa a los dueños de vender 20.000 entradas de más para el partido que acabó con 43 muertos

La catástrofe ocurrida el miércoles en el estadio de fútbol Park Ellis, de Johannesburgo, donde al menos 43 personas murieron y unas 150 resultaron heridas, ha forzado a las autoridades de Suráfrica a ordenar una inmediata investigación judicial para depurar responsabilidades.

El presidente surafricano, Thabo Mbeki, quien seguía por televisión el encuentro entre los dos líderes de la Liga, Kaizer Chiefs y Orlando Pirates, ordenó al ministro de Deportes, Ngconde Balfour, una urgente investigación sobre lo ocurrido. La policía, por su parte, ha iniciado una serie de investigaciones para determinar la responsabilidad y las causas de la catástrofe, producida por la avalancha sin control de más de 60.000 seguidores de ambos equipos que forzaron su entrada en el estadio, lo que provocó la estampida de miles de personas.

Fuentes periodísticas denunciaron el jueves que el personal de la empresa de seguridad encargado de vigilar las puertas de acceso permitió, una vez iniciado el encuentro, la entrada de centenares de personas en el campo a cambio de un poco de dinero. Estas acusaciones están siendo investigadas por la policía, así como que la empresa propietaria del estadio Ellis Park vendió miles de entradas de más de las que permite su capacidad, 70.000 espectadores. Se calcula que se vendieron unas 90.000 entradas y que 120.000 personas intentaron entrar en el estadio. También ha sido criticada la elección para el partido de un día laborable, con lo que los trabajadores acudieron deprisa y a última hora al estadio. Los enfrentamientos entre los Chiefs y los Pirates, los dos grandes equipos surafricanos, contaban con un trágico antecedente: hace 10 años, 42 personas murieron en una avalancha en un partido de pretemporada en la ciudad de Orkney.

El desastre acaeció dos semanas después de que una comisión de la Liga regresara de Inglaterra, donde estudiaron diversos métodos de control de muchedumbres.También se acusa a los miembros de la empresa de seguridad de haber arrojado granadas lacrimógenas contra el público para tratar de dispersarlo, lo que agravó la situación de caos ya creada. Unos 15 cadáveres fueron rescatados fuera del estadio, frente a la puerta de acceso, que forzaron miles de hinchas, y el resto de las víctimas se produjeron en el interior del recinto. Muchas de ellas eran mujeres y niños.

Una gran tragedia humana se vivió después, cuando familiares y amigos buscaban a sus seres queridos entre los cadáveres cubiertos con mantas, que iban siendo alineados en el terreno de juego por la policía, el personal médico y los voluntarios. La mayoría de los heridos fueron transportados al hospital General de Johannesburgo en helicóptero o ambulancias, que tuvieron gran dificultad para entrar en el recinto debido a la cantidad de automóviles indebidamente aparcados, que obstaculizaban todos los accesos, así como por los miles de personas que huían despavoridas.

Un portavoz médico informó el jueves de que de las más de 100 personas que tuvieron que ser hospitalizadas, 16 se encontraban en estado crítico; 25 estaban fuera de peligro, aunque con heridas de gravedad, y el resto habían sido dadas de alta.

Un hombre y un niño, arrodillados sobre el césped, lloran junto a varios cadáveres.
Un hombre y un niño, arrodillados sobre el césped, lloran junto a varios cadáveres.AP

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